¿Qué es el Parkinson?
La Enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo (tipo de demencia) de las neuronas dopaminérgicas o productoras Dopamina (neurotransmisor inhibidor) de la Sustancia Nigra del Mesencéfalo (en el Tronco Cerebral), aunque también se ve afectado el Sistema Colinérgico productor de Acetilcolina (neurotransmisor excitador).
Por ese motivo provoca alteraciones en el movimiento y el equilibrio, así como en las funciones cognitivas.
La mayoría de los casos comienzan después de los 60 años, y es más común en los hombres que en las mujeres.
¿Cuáles son los síntomas del Parkinson?
Al igual que otras Demencias, su avance suele ser progresivo. Comienza lentamente con los primeros síntomas:
1) Temblor en manos, brazos, piernas, mandíbula y cara (rostro sin expresión).
2) Rigidez en los brazos, piernas y el tronco.
3) Lentitud de los movimientos.
4) Problemas de equilibrio y coordinación.
A medida que avanza la persona tiene problemas para caminar o hacer labores simples. También hay dificultades para masticar, tragar o hablar, movimientos involuntarios, estreñimiento, pérdida del olfato o aparición de escamas en la piel.
Por último, aparecen los síntomas psicológicos y cognitivos como depresión, trastornos del sueño, pérdida de la memoria, paranoia, alucinaciones y delirios.
Algunos datos estadísticos de la enfermedad del Parkinson
- La EP afecta a 1 de cada 250 personas mayores de 40 años en el mundo.
- Alrededor del 1% de las personas mayores de 65 la padecen.
- Afecta principalmente a personas mayores de 70 años. No obstante entre un 5% y un 20% de los casos son menores de 40 años.
- Después del Alzheimer, es la demencia responsable de la mayoría de los casos de discapacidad y dependencia en las personas mayores
- Se calcula que hay un 30% de casos de Parkinson sin diagnosticar.
- Debido al envejecimiento gradual de la población y el aumento de la esperanza de vida, los casos se han multiplicado, pero la EP no es una consecuencia inevitable del envejecimiento.
Fuente: Manual MSD, Tesis de Enfermería de Soraya Elisa Real Martínez, y Parkinson Madrid, la plataforma del adulto mayor PORTALGERIATRICO
La EP no tiene cura, aunque hay medicamentos a base de dopamina (levodopa, carbidopa) que ayudan de manera efectiva con sus síntomas. En casos extremos se recurre a la cirugía y la estimulación eléctrica con electrodos en las áreas del cerebro relacionadas con la movilidad.
Cuidados de enfermería del Parkinson
Al igual que lo que sucede con los cuidados de enfermería del Alzheimer, los cuidados de enfermería del Parkinson son una herramienta fundamental para ayudar a la salud física y mental, aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Dado que el paciente suele tener dificultades para mantenerse en pie o caminar, llevar a cabo sus labores cotidianas (como comer o bañarse) y realizar actividad física (necesaria para evitar el entumecimiento de los músculos y huesos), el cuidador o la cuidadora deben acompañar procurando que la persona con EP mantenga su autonomía, independencia y libertad de decisión dentro de lo que sea posible.
Intervenciones de la enfermería para personas con Parkinson
Para ello se deben tener en cuenta tres factores:
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a) El individuo: cómo se encontraba antes, como se encuentra ahora, cuáles son las características específicas de su caso y cuáles son las metas a las que aspira.
b) Los apoyos: emocionales, sociales, económicos o comunitarios.
c) El entorno: valorando las barreras físicas o sociales que puede encontrar a fin de realizar las obras de accesibilidad necesarias.
Hay muchas acciones que se pueden realizar para mejorar la higiene del paciente:
- Colocar una silla elevada o taburete para mejorar la postura del paciente durante el acto de higiene.
- Colocar pisos antideslizantes en baño y bañera para evitar que se resbale o caiga debido a sus problemas de movilidad.
- Colocar una silla (de plástico o similar) en la ducha o bañera para que el paciente pueda sentarse mientras se higieniza.
- Secar bien la piel, sobre todo entre los dedos, axilas, entrepierna o pliegues para evitar que la humedad contribuya a la proliferación de hongos o bacterias.
- Cuidar la hidratación de la piel colocando cremas o bálsamos contra la resequedad;
- Para el lavado de dientes o la afeitada se deben buscar aquellas dispositivos más adecuados para la condición del paciente, minimizando los riesgos de heridas o cortes por los temblores, movimientos involuntarios, rigidez muscular o resequedad de los tejidos; y
- Colocar barras para sostenerse y cobertura suave en el sanitario para que pueda sentarse cómodamente y -dentro de las posibilidades- que el inodoro cuente con un bidé y secador de calor para una mejor higiene.
Dado que el temblor, la rigidez o las parálisis pueden afectar la movilidad, el enfermero o cuidador pueden contribuir al acto del vestido de muchas maneras diferentes:
- Recomendar al paciente vestirse cuando la medicación comience a hacer efecto para que sea más fácil el acto
- Intervenir solo en aquellas acciones que el paciente no pueda realizar por su cuenta para cuidar su autonomía e independencia;
- Usar ropa cómoda y adecuada para su condición, por ejemplo camisas en lugar de remeras o blusas, calzado sin cordones, pantalones sin botones o cierres (el velcro autoadhesivo es muy efectivo), faldas o ropa holgada; y
- Las medias o calcetines no deben estar muy apretados y mantenerse limpios.
Como vimos, uno de los síntomas es la dificultad para tragar y masticar, así como otros que pueden afectar el acto de alimentarse. Por ello hay una serie de consejos para tener en cuenta:
- Dentro de lo posible, separar el acto de alimentarse de la medicación;
- Cuidar que beba entre 2 y 3 litros diarios de agua (8 a 10 vasos) así como de jugos de frutos u otras bebidas recomendadas por el profesional que le atiende;
- Consultar con el médico y/o nutricionista acerca de cuál es la dieta adecuada para su condición;
- Para evitar que se atragante es mejor que la comida tenga una consistencia de papilla en lugar de cortarla en porciones pequeñas y que beba abundante líquido durante las comidas;
- Los cubiertos deben ser pequeños y livianos para que los pueda manipular por su cuenta de manera sencilla, y no se recomiendan platos o copas de vidrio porque se pueden romper y lesionar al paciente;
- Las pajillas, bombillas o sorbetes facilitan la ingesta de líquidos;
- La silla debe ser cómoda para el mantenimiento de la postura y el equilibrio, y se puede colocar un almohadón para su comodidad;
- Recomendarle que coma lentamente y masticando bien cada porción, y no introducir nuevo bocado antes de tragar el anterior;
- Debido a la rigidez de la mandíbula y al poco movimiento de la lengua se puede acumular saliva, por lo que se debe cuidar que el paciente no se ahogue con la misma;
- El estreñimiento es algo común en personas con EP por lo que una dieta adecuada y abundante consumo de agua es preferible antes de recurrir a laxantes y supositorios; y
- Tener conocimientos de primeros auxilios y de la Maniobra Heimlich para intervenir en caso de ahogo u obstrucción de las vías respiratorias.
Aquí son varias las acciones que podemos realizar:
- Entrenamiento del paciente en formas de caminar adecuadas para su condición: uso de bastón, caminata sueca (con dos bastones), paso militar (uno, dos, uno, dos) para mantener el ritmo y la cadencia, dejar de andar cuando arrastre los pies, que no cruce las piernas para girar hacia el costado o hacia atrás, caminar al lado del paciente (no delante ni detrás), ejercicios de coordinación o de baile (el vals o el tango es efectivo), y enseñarle como distribuir el peso en cada marcha.
- Apretar el codo con cuidado para estabilizar el brazo durante los temblores
- Entrenar los modos correctos de girar o levantarse de la cama. Para girar es mejor doblar las rodillas, levantar los pies, usar las manos y girar la cabeza para ajustar la posición. Para levantarse hay que acostarse boca arriba, estirar las brazos, al lado del cuerpo, doblar los codos e inclinar la barbilla al pecho mientras se mueven las piernas al costado para levantarse; y
- En caso de caída, hay que ver si el paciente puede levantarse por si mismo girando el cuerpo, inclinando las rodillas y sosteniéndose con algo. En caso contrario hay que ayudarlo con cuidado, teniendo en cuenta la condición de su movilidad, rigidez y temblores.
Como otras demencias, el Parkinson puede evolucionar a síntomas en las funciones cognitivas como la memoria, el lenguaje, la comprensión verbal y la comunicación.
Como enfermeros o cuidadores podemos realizar algunas acciones:
- Hablar claramente y de manera escueta, teniendo en cuenta no solo la condición del paciente sino también su nivel educativo y de conocimientos en general.
- Tomarse el tiempo para pensar lo que se va a decir para evitar complicar al paciente con explicaciones largas, repetitivas o innecesarias.
- Escuchar con atención cuando el paciente se expresa y preguntar en lugar de suponer lo que quiso decir.
- Mirar a los ojos y prestar atención a todo lo que diga.
- Realizar con el paciente ejercicios de pronunciación de las palabras, pidiendo que repita lo que digamos y enseñarle a modular correctamente.
- Cuidar la comunicación no verbal, evitando contradicciones entre lo que decimos y los gestos que realizamos.
Previamente hablamos de las obras de accesibilidad que deben realizarse para que el paciente tenga una buena calidad de vida en lo referido a su higiene y vestido (pisos antideslizantes en el baño, sillas altas para vestirse, sillas bajas para sentarse en la ducha) y en su alimentación (platos y copas resistentes y antideslizantes, cubiertos pequeños y fácilmente manipulables, sillas cómodas en la mesa).
Ahora también les recordamos otras obras que se pueden realizar en el hogar para mejorar su calidad de vida y evitar accidentes:
- Colocación de rampas donde sea necesario.
- Evitar cualquier cosa que pueda ser resbalosa o provocar caídas.
- Cama con la altura adecuada (a veces es necesario cortar las patas o elevarlas) y sábanas que faciliten la movilidad.
- Colocación de agarradas para que se sostenga.
- En la cocina se recomiendan hornos y hornillas eléctricas antes que las de gas para evitar incendios.
- Estanterías a la altura adecuada y de fácil acceso.
- Consultar con el profesional médico acerca de cuál es la medicación adecuada para su condición.
- Evaluar la capacidad para tragar a la hora de hablar con el profesional que receta la medicación.
- Cuidar que tome la medicación en el horario correcto y la dosis correcta, pero nunca hacerlo si la persona lo recuerda por si misma para evitar limitar su autonomía e independencia.
- Controlar los efectos secundarios de la medicación.
- Evitar que el paciente se automedique.
Como mencionamos, la EP tiene efectos cognitivos. Además puede llevar a la muerte del paciente, aunque con los nuevos tratamientos esto ya no es tan común.
Por ello se deben tener en cuenta estos factores a la hora de acompañar, cuidar y aliviar.
- Ayudar a que el paciente mantenga sus vínculos sociales y actividades comunitarias.
- Consultar con un profesional de la psicología, la psiquiatría o el trabajo social como aliviar los síntomas psicológicos.
- Escuchar y brindar apoyo en lo que le solicite.
- Ayudar y prestar apoyo emocional a la familia y vínculos cercanos.
- En caso de paciente desahuciado y en cuidados paliativos, ofrecer alivio a los dolores físicos y emocionales en compañía de otros profesionales, familiares, amigos y conocidos.
Está comprobado que cuando estos cuidados se realizan de manera eficiente, respetando los derechos, la autonomía e independencia del paciente, y cuando se alivian los dolores la calidad de vida mejora y la enfermedad avanza de manera más lenta y leve. En caso de que la enfermedad lleve a la muerte, si los cuidados fueron los adecuados, el paciente aceptará mejor esta situación y la familia se quedará con el alivio de que se hizo todo lo posible para que su ser querido se vaya de la forma más humana posible y con menos sufrimiento.
¿Dónde capacitarse en estos temas?
La Sociedad Neurológica Argentina (SNA) ofrece capacitaciones en enfermedades neuromotoras y neurocognitivas. La Universidad Favaloro tiene una Diplomatura en Neurodesarrollo.
Más información:
* González García, Beatriz y López Manzanares, Lydia; Cuidados de enfermería en Enfermedad de Parkinson, Madrid, SEDENE, Hospital Universitario de la Princesa.
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