Según estudios internacionales, desde el comienzo de la pandemia, el 70% de los cuidadores de adultos mayores con demencia han observado un declive en la memoria o en el comportamiento de sus seres queridos.
Mientras que las restricciones del coronavirus como el distanciamiento social, el uso de máscaras y el cierre de accesos a las Residencias para Adultos Mayores han protegido a un sinnúmero de adultos mayores, las personas mayores con demencia y sus cuidadores están sufriendo por los efectos secundarios negativos de la falta de apoyo y el aislamiento.
No sólo han empeorado los síntomas y el deterioro cognitivo, sino que han aumentado los fallecimientos – más del 10% año tras año – por la enfermedad de Alzheimer y otras demencias durante los primeros seis meses de la pandemia COVID-19.
¿Por qué la demencia empeora durante la pandemia?
Numerosos cambios sociales, emocionales y físicos han contribuido significativamente a aumentar el deterioro cognitivo en los adultos mayores con demencia.
Antes de la pandemia, los cuidadores y las personas con demencia recibian el apoyo de su comunidad. Desde programas diurnos, actividades de arte, hasta ayudantes. Los adultos con demencia y sus cuidadores dependían de recursos externos para la interacción, la estimulación y el muy necesario respiro.
Según estudios internacionales, el estrés acelera la progresión de las enfermedades neurodegenerativas como la demencia. El miedo a la mortalidad y las preocupaciones de la salud personal – ambas prominentes durante la pandemia – son dos de los principales factores.
La estimulación física y mental regular – desde actividades y ejercicios, hasta rompecabezas y talleres de artesanías – frenan el declive cognitivo y la pérdida de memoria.
La estimulación diaria también reduce los comportamientos de demencia como deambular, la agresión y la inquietud.
Sin actividades regulares, salidas y contacto social, los adultos mayores con demencia son más propensos a pasar el tiempo viendo televisión o durmiendo la siesta que realizando actividades interactivas y estimulantes para el cerebro.
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Entre el trabajo desde casa y las escuelas y universidades virtuales, algunos cuidadores familiares pueden no ser capaces de interactuar constantemente con sus seres queridos con demencia. La falta de control, la auto administración y el menor seguimiento pueden llevar a una mayor dependencia y a que los resultados no sean los mejores.
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El riesgo de padecer Alzheimer casi se duplicó en los adultos solitarios, y el declive mental se produjo más rápidamente en los adultos solitarios con demencia.
El aislamiento también exacerba las condiciones crónicas, aumenta la ansiedad y la depresión de los ancianos, y puede conducir a una mortalidad temprana. El 62 por ciento de los hijos adultos que cuidan de sus padres o parientes mayores dicen que su ser querido ha sufrido física o mentalmente los riesgos de salud del aislamiento durante la pandemia.
Los adultos mayores con demencia de etapa media a tardía pueden tener problemas con la comunicación verbal, y el uso de máscaras puede complicar las interacciones no verbales.
Las máscaras también ocultan las expresiones faciales, y pueden dificultar el reconocimiento de los cuidadores.
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Sin ejercicio físico, muchos adultos mayores han caído en la inactividad. Los músculos poco utilizados y la resistencia limitada pueden provocar caídas y otras lesiones.
Durante la pandemia, los adultos mayores pueden evitar las citas médicas no esenciales y posponer cuestiones menores para limitar la posible exposición al coronavirus. En este contexto, una persona con Alzheimer u otro tipo de demencia puede permanecer sin ser diagnosticada, perdiendo valiosas oportunidades de tratamiento temprano.
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Las muertes relacionadas con la demencia aumentaron durante la pandemia COVID-19
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en 2020 han muerto más personas por demencia que en 2019.
Las muertes de COVID-19 han afectado desproporcionadamente a las personas con problemas de memoria, muchas de las cuales adultos mayores. Sin embargo, las muertes por demencia no relacionadas con el coronavirus también han aumentado durante la pandemia, más del 10% año tras año.
Además, muchos efectos secundarios de las restricciones de la pandemia, como la soledad y los cambios en los planes de atención, han contribuido al aumento de las muertes causadas por el Alzheimer y otras demencias.
Algunas muertes se deben a comorbilidades, como las enfermedades cardíacas, la diabetes o la obesidad. Otras pueden atribuirse a la interrupción del acceso a la atención médica. Esto puede provocar una neumonía que no se detecta a tiempo, una herida que se infecta o un esguince de tobillo que provoca una caída que pone en peligro la vida.
Cuidar durante la pandemia: protegerse mientras se apoya a un ser querido con demencia
Los cuidadores de personas con demencia también están luchando. Según una encuesta internacional, el 77% de los cuidadores familiares expresan que su nivel de estrés ha sido mayor desde que se establecieron restricciones por coronavirus. Este fuerte aumento puede atribuirse a la limitación de recursos, al miedo y a la incertidumbre.
Riesgos para la salud del cuidado de la demencia durante COVID-19
Incluso en los mejores tiempos, el cuidado de la demencia puede conllevar importantes riesgos para la salud. Durante la pandemia de coronavirus, es más importante que nunca centrarse en el bienestar físico y mental. Sea consciente de estos efectos comunes del estrés mientras cuida de su ser querido que envejece:
Los cuidadores también sienten los efectos del aislamiento
Tres cuartas partes de los cuidadores de la familia se sienten más aislados o solos de lo que se sentían antes de la pandemia.
El estrés elevado puede causar problemas de sueño, vigilancia constante, ansiedad o comportamiento irritable.
Con el tiempo, puede llevar a la depresión, la presión arterial alta y otras condiciones crónicas.
Emociones negativas hacia su ser querido
El 81% de los encuestados sintieron emociones negativos hacia su papel de cuidadores durante la pandemia. Muchos expresaron que era difícil estar cerca de un ser querido con demencia las 24 horas del día.
Falta de apoyo
La reducción del apoyo familiar, combinado con el cierre de centros de día y centros de jubilados, ha dejado a muchos cuidadores agobiados por la COVID-19.
Declive físico
Más de la mitad de los cuidadores afirman que el deterioro de la salud afecta a su capacidad para prestar cuidados, y muchos están preocupados por el impacto físico de los cuidados.
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