Enfermedades respiratorias en adultos mayores
Las enfermedades respiratorias son un cuadro muy común en las personas mayores, por lo que mantenerse informado sobre el tema y tomar las medidas de precaución adecuadas va a contribuir a evitar su propagación y cronificación.
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Las enfermedades respiratorias son un cuadro muy común en las personas mayores, por lo que mantenerse informado sobre el tema y tomar las medidas de precaución adecuadas va a contribuir a evitar su propagación y cronificación.

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Las enfermedades respiratorias en adultos mayores

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Las vías aéreas superiores y el Árbol Respiratorio poseen un sistema defensivo que los protege del ingreso de agentes patógenos tales como virus, bacterias, hongos o parásitos. Las infecciones del árbol respiratorio son las más frecuentes en las personas mayores, siendo el 25% de las consultas médicas y la cuarta causa de internaciones hospitalarias. 

Las enfermedades respiratorias son además una de las principales causas de discapacidad severa en personas mayores, superando a los accidentes cerebro-vasculares, en algunos países.

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Razones por las cuales personas mayores son más propensas a experimentar síndromes respiratorios

Si bien no existen enfermedades respiratorias propias de la vejez o del proceso de envejecimiento, en las personas adultas mayores pueden ser más comunes los síndromes respiratorios debido a: 

  • Cambios en el Sistema Respiratorio: se pierde fuerza en los músculos que participan de la respiración, el diafragma se debilita, los alveolos pueden hincharse, disminuye el oxígeno en la sangre y se debilita la capacidad de expulsar dióxido de carbono.
  • Cambios en el Sistema Inmunitario: puede debilitarse la capacidad de combatir las infecciones.
  • Cambios en el Sistema Nervioso: se pueden volver menos sensibles algunos nervios que controlan la respiración.
  • Cambios en los huesos y músculos: esto puede provocar atrofia y disminución de la capacidad pulmonar, pérdida de masa corporal, menor fuerza en los músculos y evolución de la columna vertebral en joroba que presiona las vías respiratorias.
  • Otras condiciones de salud tales como reuma, problemas cardíacos, diabetes o enfermedades osteo-musculares.
  • Consumo de medicamentos o polifarmacia. 

Enfermedades respiratorias más comunes en personas mayores

Algunas de las enfermedades respiratorias más comunes en personas mayores incluyen:

1. Infecciones en las vías aéreas altas (resfríos, sinusitis, laringitis y otros)

Las infecciones en las vías aéreas altas son afecciones respiratorias que afectan las partes superiores del sistema respiratorio, incluyendo la nariz, los senos paranasales, la garganta y la laringe. Estas infecciones son muy comunes y pueden ser causadas por virus, bacterias u otros microorganismos. Algunas de las infecciones más frecuentes en las vías aéreas altas son:

  • Resfriado común: Es una infección viral que afecta principalmente la nariz y la garganta. Los síntomas incluyen congestión nasal, secreción nasal acuosa, estornudos, dolor de garganta, tos leve y malestar general.
  • Sinusitis: Es una inflamación e infección de los senos paranasales, que son cavidades llenas de aire ubicadas alrededor de la nariz. Los síntomas incluyen dolor facial, congestión nasal, secreción nasal espesa o verdosa, dolor de cabeza y presión en el área de los senos paranasales.
  • Faringitis: Es una inflamación e infección de la faringe (garganta). Puede ser causada por virus o bacterias. Los síntomas incluyen dolor de garganta, dificultad para tragar, enrojecimiento e irritación de la garganta.
  • Laringitis: Es una inflamación de la laringe (caja de la voz). Puede ser causada por infecciones virales o irritantes. Los síntomas incluyen ronquera, tos seca y dificultad para hablar.
  • Amigdalitis: Es una inflamación e infección de las amígdalas, que son masas de tejido en la parte posterior de la garganta. Puede ser viral o bacteriana. Los síntomas incluyen dolor de garganta, dificultad para tragar, fiebre y agrandamiento de las amígdalas.

Estas infecciones en las vías aéreas altas suelen ser autolimitadas y mejoran por sí solas con el tiempo. El tratamiento generalmente se centra en aliviar los síntomas y puede incluir descanso, hidratación, analgésicos o antipiréticos para reducir la fiebre y medicamentos para aliviar la congestión nasal.

Infecciones en las vías respiratorias superiores en adultos mayores
Infecciones en las vías respiratorias superiores en adultos mayores

2. Neumonía en el adulto mayor

La Neumonía es una infección del tejido pulmonar que puede ser causada por bacterias, virus u hongos. Es una condición compleja ya que afecta directamente al tejido de los pulmones. Aunque la bacteria neumococo es la más común para este cuadro, también se puede causar por otras bacterias, virus u hongos. Es peligrosa en todas las edades, pero requiere especial atención en personas mayores y en las infancias.

Los síntomas de la Neumonía:

  • Dificultad con el intercambio de gases.
  • Tos persistente y muy purulenta.
  • Decaída y malestar general.
  • Fiebre muy alta con pérdida de la consciencia y delirios.

El tratamiento de este cuadro incluye antibióticos y control médico estricto, pero también puede requerir soportes vitales, como respiradores o broncodilatadores.

3. Influenza (gripe)

La influenza (gripe) es una infección viral que afecta las vías respiratorias. Son tan comunes en todas las edades que no suelen tenerse en cuenta, pero pueden cronificar y ser la puerta de entrada a otras infecciones. Su origen es viral –por lo que es importante la vacunación para prevenir- .

Los síntomas de la influenza pueden ser similares a la Neumonía:

  • Tos, dolor de garganta, congestión nasal y secreciones.
  • Fiebre alta que puede provocar delirios y pérdida de consciencia
  • Dolores musculares y fatiga.
  • Dolores de cabeza.

La diferencia entre ambas es que la influenza puede venir acompañada de vómitos y diarreas que llevan a la deshidratación, siendo más común la internación por estos cuadros.

4. Bronchitis en el adulto mayor

Es una infección en la traquea y los bronquios (los tubos que transportan el aire hacia y desde los pulmones) la mayoría de los veces se debe a virus, aunque también es causada por bacterias. Puede comenzar con una infección menor en las vías aéreas altas que luego se cronifica y avanza hacia los bronquios. La inflamación de los bronquios puede irritar las vías respiratorias y causar una serie de síntomas, principalmente relacionados con la tos y la producción de mucosidad. También puede dificultar la respiración asemejando al ASMA. Se debe intubar si se ve afectada la respiración. En personas mayores con otras condiciones, como afecciones cardíacas o diabetes, el cuadro se puede complicar aún más, por lo que es necesaria la consulta profesional de manera inmediata apenas hay sospecha del cuadro.

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Existen dos tipos principales de bronquitis:

  1. Bronquitis aguda: Es una forma temporal de inflamación de los bronquios y suele ser causada por infecciones virales, como los virus de la gripe o el resfriado común. Los síntomas incluyen tos persistente, producción de esputo o flema, dificultad para respirar, malestar general, fiebre en algunos casos y sibilancias (silbidos respiratorios). La mayoría de los casos de bronquitis aguda se resuelven por sí solos con el tiempo y descanso adecuado.
  2. Bronquitis crónica: Es una afección más persistente y duradera, definida como tos y producción de esputo durante al menos tres meses en dos años consecutivos. La principal causa de la bronquitis crónica es el tabaquismo o la exposición prolongada a irritantes respiratorios, como el humo, la contaminación del aire o productos químicos. La bronquitis crónica está asociada con una enfermedad más grave llamada Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).

5. Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC)

El EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) es una enfermedad progresiva que dificulta la respiración debido a la obstrucción de las vías respiratorias, generalmente causada por el tabaquismo o la exposición a sustancias irritantes a lo largo del tiempo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en septiembre de 2021, se estima que la prevalencia global de la EPOC en la población adulta es de alrededor del 10% al 15%.

Enfisema pulmonar es una EPOC

El enfisema es una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que afecta los pulmones, específicamente los alvéolos pulmonares. Los alvéolos son pequeños sacos de aire ubicados en los pulmones donde ocurre el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono con la sangre. En el enfisema, los alvéolos se dañan y se vuelven menos elásticos, lo que dificulta la respiración adecuada.

Los síntomas de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC)

  • Tos crónica: Una tos persistente y frecuente es uno de los síntomas más tempranos de la EPOC. Puede ser seca o con producción de moco (tos productiva).
  • Dificultad para respirar (disnea): Es la sensación de falta de aire o dificultad para respirar, especialmente durante la actividad física o al esfuerzo. Con el avance de la enfermedad, la disnea puede presentarse incluso en reposo.
  • Sibilancias: Son silbidos o ruidos respiratorios que se producen durante la respiración debido a la estrechez de las vías respiratorias.
  • Opresión en el pecho: Puedes sentir una sensación de opresión o pesadez en el pecho debido a la dificultad para expulsar el aire de los pulmones.
  • Coloración azul en la piel (cianosis).
  • Hipereactividad bronquial.
  • Hipertensión pulmonar.

Es importante destacar que estos síntomas pueden variar en cada individuo y pueden confundirse con otras afecciones respiratorias. La presencia de estos síntomas no es suficiente para diagnosticar la EPOC; se requiere una evaluación médica adecuada que incluya pruebas de función pulmonar, como la espirometría, para confirmar el diagnóstico.

6. COVID y otros Coronavirus

COVID-19, también conocido como coronavirus, es una enfermedad respiratoria infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2 (Síndrome Respiratorio Agudo Severo – Coronavirus 2). Este virus fue identificado en el 2019 en Wuhan para luego extenderse a nível global provocando una pandemia global a partir de marzo de 2020.

El COVID-19 se propaga principalmente a través del contacto cercano con una persona infectada y por las pequeñas gotas que se liberan cuando una persona infectada tose, estornuda o habla. También puede propagarse al tocar superficies u objetos contaminados con el virus y luego tocarse la boca, nariz o los ojos.

Los síntomas del COVID-19 (coronavirus)

Los síntomas pueden variar desde leves hasta graves y pueden aparecer entre 2 y 14 días después de la exposición al virus e incluyen:

  • Fiebre o escalofríos
  • Tos seca
  • Dificultad para respirar o falta de aliento
  • Fatiga o cansancio
  • Dolores musculares o corporales
  • Dolor de garganta
  • Pérdida del gusto o el olfato
  • Congestión nasal o secreción nasal
  • Dolor de cabeza
  • Náuseas o vómitos
  • Diarrea

En algunos casos, especialmente en personas mayores y aquellos con condiciones médicas subyacentes, el COVID-19 puede provocar complicaciones graves, como neumonía, insuficiencia respiratoria y, en casos extremos, la muerte.

Para prevenir la propagación del COVID-19, se han implementado medidas como el uso de mascarillas, el distanciamiento social, el lavado frecuente de manos y el evitar reuniones o lugares concurridos. La vacunación también ha sido una herramienta crucial para reducir la transmisión y gravedad del virus.

7. Cáncer de Pulmón

El cáncer de pulmón es una enfermedad maligna que se origina en los tejidos del pulmón, específicamente en las células que recubren las vías respiratorias. Es una de las formas más comunes de cáncer en todo el mundo y una de las principales causas de muerte relacionadas con el cáncer.

Tipos principales de cáncer de pulmón

  1. Cáncer de pulmón de células no pequeñas (CPCNP): Es el tipo más común, representando alrededor del 85% de todos los casos de cáncer de pulmón. El CPCNP se subdivide en tres tipos principales: adenocarcinoma, carcinoma de células escamosas y carcinoma de células grandes.
  2. Cáncer de pulmón de células pequeñas (CPCP): Representa aproximadamente el 15% de los casos de cáncer de pulmón. Este tipo de cáncer tiende a crecer y propagarse más rápidamente que el CPCNP.

El principal factor de riesgo para el cáncer de pulmón es el tabaquismo, incluido el tabaquismo activo y el tabaquismo pasivo (la inhalación del humo del tabaco producido por fumadores cercanos). Sin embargo, también existen otros factores de riesgo, como la exposición al radón, la exposición a ciertos carcinógenos ocupacionales, la contaminación del aire, la historia familiar de cáncer de pulmón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

Los síntomas del cáncer de pulmón

Los síntomas del cáncer de pulmón pueden variar y pueden incluir:

  • Tos persistente o que empeora con el tiempo.
  • Dolor en el pecho.
  • Dificultad para respirar o falta de aliento.
  • Ronquera o cambio en la voz.
  • Tos con sangre o esputo con sangre.
  • Pérdida de peso inexplicada.
  • Fatiga o debilidad.

Es importante destacar que algunos casos de cáncer de pulmón pueden no presentar síntomas en las etapas iniciales, lo que hace que sea importante realizar exámenes de detección temprana en personas con factores de riesgo.

Diagnóstico de cáncer de pulmón

El diagnóstico del cáncer de pulmón se realiza mediante pruebas de diagnóstico por imágenes, como radiografías de tórax o tomografías computarizadas (TC), y biopsias para analizar las células cancerosas. El tratamiento del cáncer de pulmón depende del tipo y estadio del cáncer, pero puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia, terapias dirigidas y terapias inmunológicas.

Como en muchos tipos de cáncer, la detección temprana y el diagnóstico oportuno son fundamentales para mejorar las posibilidades de éxito en el tratamiento y la supervivencia del paciente. Si una persona tiene síntomas preocupantes o factores de riesgo de cáncer de pulmón, es esencial que busque atención médica para una evaluación adecuada y un diagnóstico temprano.

Medidas para prevenir la aparición o cronificación de infecciones respiratorias en adultos mayores

  • Dado que la pérdida de masa corporal y de fuerza muscular es una de las causas de la cronificación de estos cuadros, se recomienda realizar ejercicio físico diario (al menos media hora al día), siempre teniendo en cuenta las características de cada persona y lo acordado con un profesional del tema (kinesiología, fisioterapia, terapia ocupacional) para evitar daños.
  • Cuidar la postura y la salud osteo-muscular.
  • Realizar ejercicios respiratorios para fortalecer los pulmones. El yoga, la meditación o el Tai-chi pueden ser de mucha utilidad.
  • Mantener el Calendario de Vacunación al Día, sobre todo en los meses de mayor circulación viral. Esta es una de las recomendaciones primordiales que realiza el Ministerio de Salud de la Argentina, y en su sitio se pueden consultar las fechas de colocación de vacunas.
  • Realizarse controles médicos periódicos.
  • No fumar, ya que el consumo de tabaco aumenta considerablemente los riesgos de infecciones respiratorias y de cáncer de pulmón.
  • No someterse a agentes químicos que puedan afectar las vías respiratorias, tales como productos de limpieza domésticos o pinturas. En caso de necesitar manipularlos, usar barbijo y lentes de protección. Mantener ventilada la casa cuando se los utiliza.
  • La calefacción a leña no es recomendable porque el humo es dañino para los pulmones, pero en caso de no disponer calefacción a gas o eléctrica, mantener buena ventilación y que la chimenea funcione correctamente.
  • Si se tiene alergias al polen, los ácaros, el polvo doméstico, el moho de las paredes o los pelos de animales, tomar las medidas correspondientes con asesoramiento de un profesional de la salud.
  • El clima frío puede favorecer la propagación de enfermedades respiratorias, por lo que cuidarse del mismo es fundamental. También se pueden consumir suplementos vitamínicos que estén aprobados por el médico de cabecera.
  • Mantener una alimentación saludable.
  • Mantener la higiene de las manos con agua y jabón al regresar de la calle, antes de cocinar, después de realizar la limpieza del hogar o cuando se está en contacto con agentes infecciosos. Las manos son la vía por la que se puede llevar infecciones al tracto respiratorio.

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