Cáncer, los tratamientos y cuidados
El cáncer se produce por un crecimiento y diseminación descontrolada de células que invaden el tejido circundante, pudiendo provocar metástasis que alcanzan puntos del organismo. Aunque en la actualidad existen numerosos tratamientos oncológicos (radioterapia, quimioterapia, cirugía y otros), sigue siendo una enfermedad que causa gran sufrimiento (al paciente y a su entorno afectivo), discapacidad y mortalidad. Debido a su condición, el paciente oncológico requiere de cuidados específicos desde el momento de su diagnóstico hasta su recuperación o el final de sus días.
Los Cuidados Paliativos podemos definirlos como la atención especializada de personas que viven con enfermedades serias que producen sufrimiento o amenazan la vida, buscando el alivio de los síntomas y del impacto emocional-social-espiritual. Los cuidados paliativos no solo trabajan con el paciente sino también con su entorno afectivo (familiares, amistades, compañeros de trabajo o estudio) y deben comenzar desde el momento en que se diagnostica una enfermedad grave. Esto rompe el mito de que se trata solo de cuidados para personas que van a fallecer, ya que si comenzamos cuando se tiene el diagnóstico aún ignoramos como va a evolucionar la patología. En otras palabras cuando una persona recibe cuidados paliativos, ella puede seguir recibiendo también tratamiento para el cáncer.
Un estudio realizado en Boston (Massachussets, Estados Unidos) demuestra que los pacientes con cáncer de pulmón viven más si reciben Cuidados Paliativos y abordaje oncológico, que si solo reciben tratamiento oncológico. Por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) llama a incluir los cuidados dentro de las Coberturas Universales de Salud (CUS) y es responsabilidad de las agencias de salud públicas.
Objetivos de cuidados de enfermería para pacientes con cáncer
Los Cuidados de Enfermería a pacientes oncológicos deben cumplir dos objetivos:
- Objetivos Generales: Valorar las necesidades del paciente y de su familia para ofrecer los cuidados adecuados de acuerdo a su situación concreta de salud.
- Objetivos Específicos: Establecer contacto con el equipo interdisciplinario que trabaja con ese paciente (médico oncólogo, generalista, personal de enfermería, psicólogo o psiquiatra, nutricionista, fisioterapeuta, terapista ocupacional, acompañante terapéutico) a fin de poder coordinar un cuidado personalizado.
Intervenciones que se pueden recomendar al personal de enfermería, acompañamiento y cuidado
Entre las intervenciones que podemos recomendar al personal de enfermería, cuidados paliativos y acompañamiento terapéutico que trabajan con pacientes oncológicos se encuentran las siguientes:
1. Comunicación e información
La necesidad de compartir mensajes e información es vital para el ser humano. Cuando trabajamos con un paciente oncológico o con otra patología grave se vuelve fundamental para formar la confianza, que la persona se sienta acompañada, que pueda expresar sus emociones, mejorando asi su bienestar y calidad de vida.
Es importante no caer en los “cercos de silencio” mintiendo al paciente sobre su estado o diagnóstico. Esto le quita autonomía para decidir sobre su persona. Solo el paciente puede decidir si quiere saber su diagnóstico y hasta donde quiere saber. Las mentiras son rápidamente detectadas ya que advierte que se callan cuando está cerca, que le ocultan cosas o que están tristes sin motivo aparente. Ante esto, el paciente puede creer que su pronóstico es menos alentador de lo que es en realidad o –por el contrario- ignorar la gravedad de su estado, lo que va a llevar a que no siga el tratamiento o prepare sus asuntos para el final.
Si el profesional miente u oculta información el vínculo con el paciente se verá severamente afectado y no se podrá trabajar correctamente.
El lenguaje que usemos debe ser coloquial, adaptado al nivel socio-educativo y cultural del paciente. Al mismo tiempo debe ser empático, asertivo, honesto y amable.
En este enlace puede encontrar un documento interesante sobre la comunicación y la transmisión de información.
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2. Cuidar la higiene e hidratación de la piel
Hidratando la piel, cuidando su higien ayuda a prevenir las infecciones, mejorar la circulación sanguínea y lograr relajación. Además, el arreglo personal ayuda a mejorar la autoestima del paciente y a permitir que pueda seguir realizando sus actividades cotidianas. Siempre hay que respetar su autonomía: si algo lo puede hacer solo hay que dejarlo, pedir consentimiento para tocar su cuerpo si es necesario higienizar alguna parte, afeitar o depilar, y respetar el pudor si no desea ser visto desnudo.
Poner música que sea de su agrado puede contribuir a la relajación. En otras oportunidades es mejor el silencio o conversar si desea compañía mientras realiza la tarea. Siempre respetar su privacidad y sus rutinas.
Los perfumes pueden brindar aromas agradables y mejorar su bienestar, pero es necesario consultar a un profesional especializado (dermatólogo, oncólogo, generalista) para descartar riesgo de irritación.
Siempre cuidar la posición del paciente para evitar daños o caídas.
3. Alimentación y Nutrición
La Caquexia o pérdida de masa corporal es común en pacientes oncológicos. También puede aparecer Anorexia o falta de deseos de alimentarse. En estos casos no se le debe forzar a comer y menos utilizar amenazas al estilo de “si no comes te vas a morir” para obligar a la ingestión.
Hay muchos consejos que se pueden dar en estos casos:
- No establecer horarios estrictos de alimentación sino respetar los momentos en que el paciente tenga apetito.
- Aumentar o disminuir las porciones de acuerdo a sus necesidades.
- Invitarle a cocinar en conjunto y a comer acompañado dado que la alimentación es un acto socio-cultural.
- Cuidarlo de olores dañinos que pueden causarle nauseas.
- Proveer de un ambiente relajado para alimentarse.
- Triturar o cortar las porciones si lo necesita.
- Cuidar la buena postura en la mesa para favorecer la deglución y digestión.
- Proveer de abundante agua para evitar que se atragante.
- Respetar su autonomía y su capacidad, dándole de comer solo si lo requiere y tras acordar con él.
- Recordar la importancia de higienizarse antes y después de cada comida. Controlar la salud bucal: el lavado de dientes es fundamental en todos los casos, pero más en pacientes con su condición.
4. Controlar la hidratación
Estar hidratado aumenta la energía, fortalece la articulaciones saludables y mejora la salud del corazón, beber agua contribuye a eliminar toxinas que tienden a acumularse en los riñones a medida en que el paciente está en tratamiento oncológico.
Al igual que la alimentación, se debe favorecer que beba abundante agua ya que la deshidratación es común en estas enfermedades, pero no forzar a beber agua. Si es necesario, endulzar la bebida siempre evitando los excesos. La sal debe ser controlada en la alimentación, ya que deshidrata.
A veces hay que recurrir a la hidratación subcutanea, colocando tubos en la parte de la piel que no esté ulcerada o no haya recibido rayos u otros tratamientos. En estos casos se debe cuidar que no se produzcan lesiones que puedan llevar a úlceras o gangrenas.
En pacientes oncológicos es común la Incontinencia Urinaria. Además de los inconvenientes que conlleva, genera mucha vergüenza y problemas emocionales. Controlar los líquidos y los tiempos de evacuación es fundamental en estos casos.
5. Medicación
Controlar que el paciente cumpla con la medicación recetada, estando atentos a los efectos secundarios de la misma, como son las alergias. En esos casos comunicarse con el profesional recetante para ver alternativas. Si es necesario, utilizar un pastillero con los días de la semana en que corresponde cada fármaco y la dosis correcta. Si la medicación es inyectable, controlar que las agujas estén limpias y aplicar en zonas de la piel no lesionadas. Controlar que los parches no dañen la piel provocando úlceras o gangrenas.
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6. Controlar/aliviar el dolor
Para un paciente en esta condición, el dolor es inevitable. En la terapia del dolor tenemos diferentes tratamientos:
- Analgésicos opiodes: como la morfina, para el dolor moderado a severo.
- Analgésicos no opiodes: como el ibuprofeno o el paracetamol, para el dolor leve a moderado/severo.
- Masajes, ejercicio físico y terapias ocupacionales.
- Relajación, meditación o yoga.
Los analgésicos pueden causar efectos secundarios como somnolencia, estreñimiento o constipación, nauseas o vómitos, convulsiones, falsos ataques epilépticos, hambre o anorexia, cansancio y demás. Por eso la necesidad de controlar estos síntomas y conversarlos con el profesional recetante. También tener en cuenta que la medicación puede aplicarse junto con otras técnicas coadyuvantes como los masajes o la meditación.
El dolor total
Existe también el Dolor Total, que es resistente a la medicación y que se expande por todas las dimensiones de la persona:
- Dimensión física: El paciente atraviesa cambios físicos debido a su enfermedad que le causan malestar.
- Dimensión emocional: El diagnóstico, pronóstico y evolución de la enfermedad afectan el estado de ánimo, el humor y las ganas de vivir del paciente.
- Dimensión Espiritual: Tiene que ver con sus vínculos y sentido de la vida.
- Dimensión Social: Por su posición en la sociedad y proyectos de carácter comunitario.
- Dimensión Cognitiva: Por sus capacidades intelectuales, de memoria o aprendizaje.
El Dolor Total puede aparecer en la dimensión física cuando el paciente comienza con dolores debido a su enfermedad y luego se expande hacia las otras dimensiones. Puede comenzar en la dimensión emocional cuando, sin síntomas visibles aún, el paciente descubre que padece cáncer durante un chequeo de rutina y entonces el dolor comienza en la física, espiritual, cognitiva o social. El dolor total es como una mancha que comienza en un cuadrado de una cuadrícula y de a poco se va expandiendo al resto –como una metástasis- hasta ocupar toda la hoja. Para saber mas sobre el dolor total y como aliviarlo recomendamos la lectura de este documento de Astudillo Mendinueta y otros sobre los principios para el control del dolor total.
Muy común y poco tratado es el Dolor Oncológico, causado por los propios síntomas de la enfermedad. En un 85-90% de los casos puede ser tratado, pero los profesionales suelen ignorarlo. La morfina aplicada en forma oral, los tratamientos coadyuvantes y el tener en cuenta las otras dimensiones del dolor son un buen alivio.
7. Tener en cuenta la salud mental del paciente
Delirios, alucinaciones, problemas para dormir, comportamiento errático, agresividad, falta de voluntad, dificultades para tomar decisiones, desorientación y cambios de la personalidad son algunas de las cuestiones que debemos tener en cuenta.
El estrés del diagnóstico modifica completamente la vida del paciente y pone en funcionamiento respuestas emocionales. El pronóstico da una cierta certeza de lo que va a pasar, aunque sea desagradable. El comenzar el tratamiento es una oportunidad para que el paciente retome el control de su vida. Ayudarle con este proceso va a favorecer su salud mental y el alivio de los síntomas.
Sin embargo no es tan fácil y, muchas veces, tendremos que recurrir a profesionales especializados (psicología, psiquiatría, trabajo social, neurología). A la medicación oncológica y para el dolor físico pueden sumarse psicofármacos, lo que requerirá que ayudemos a su ingesta responsable y al control de los efectos secundarios. También la meditación o el yoga pueden complementar el tratamiento.
8. Trabajar con familiares y entorno cercano
El diagnóstico oncológico supone un cambio en la rutina familiar. Acompañar a la familia en este momento es fundamental. El cuidador puede ayudar a que dispongan de tiempo libre para recrearse o acceder a las ayudas que necesitan.
Como mencionamos antes, algunas familias recurren al cerco de silencio. El cuidador no debe participar de esto y puede ayudarles a reconocer la necesidad de informar correctamente a su familiar de lo que está pasando.
Suele suceder que, cuando un paciente con pronóstico grave mejora y se recupera de la enfermedad, la rutina familiar vuelve a modificarse. Si esta se había adaptado a la necesidad de cuidar a su familiar enfermo y prepararse para su ausencia, ahora deben reorganizarse teniendo en cuenta que vuelve a su rutina habitual. Si el paciente quedó sin empleo durante su convalecencia, el buscar un nuevo trabajo será una situación estresante.
Estas y otras cuestiones son las que deberá trabajar el cuidador con las familias. Es importante no recargarse y buscar las ayudas cuando sea necesario.
9. Ayudar a que el paciente mantenga vínculos sociales
Dado que el cáncer no es una enfermedad contagiosa, el paciente no necesita estar aislado y sin contacto social. En todo caso, su aislamiento puede deberse a la necesidad de protegerlo de posibles infecciones o daños. Esto fue muy común durante la reciente pandemia. Sin embargo, se trata de casos excepcionales.
El cuidador debe fomentar que el paciente interactué con amistades, familiares, compañeros de trabajo o estudio, y que cree nuevos vínculos sociales. Esto constituye un factor protector contra el dolor total, ayuda al bienestar general del paciente, a su ánimo y al mantenimiento de su salud mental.
Hay estudios que fueron hechos en los cuales se ha demonstrado que el hecho de tener fuertes vínculos sociales podría ayudar a controlar el cáncer.
10. Aprender a ser flexibles
Aunque las rutinas son importantes, como hemos visto hasta el momento, muchas veces hay que tener flexibilidad. Un plan de trabajo consensuado con el paciente, familiares y equipo interdisciplinario es muy necesario, pero en el trabajo cotidiano deberemos tener en cuenta las circunstancias del momento y adaptar ese plan a la realidad. La flexibilidad no es opuesta a la planificación, sino una capacidad de poder adaptar esos objetivos a los cambios cotidianos.
Es también útil crear un plan de cuidados: descargue el plan de cuidados aquí
11. Últimos días de vida y acompañamiento del duelo familiar:
Hacia el final de la vida del paciente pueden aparecer síntomas como somnolencia progresiva, desconexión del mundo, disminución de la atención a los demás, alucinaciones, confusión, falta de apetito, perdida de peso, dificultad para tragar, problemas para orinar, mucosidad o problemas respiratorios. El cuidador deberá acompañar en el alivio de estos síntomas.
En estos momentos es importante suspender la medicación y los estudios. Esto puede ser un alivio para el paciente y sus familiares. La sedación paliativa pocas veces es necesaria y es importante consensuarla con el paciente y sus familiares.
En estos últimos momentos de vida viene al caso ese consejo que el neurólogo y padre del psicoanálisis Sigmund Freud nos dejó hace unos 100 años: “la ciencia moderna no ha desarrollado aún un medicamento tan eficaz como unas pocas palabras bondadosas”. A veces el paciente no quiere respuestas, solo alguien que le de unas palabras bondadosas y su compañía en ese momento de su enfermedad y de su vida.
Si el fallecimiento se da en domicilio y bajo control del equipo de salud se debe avisar al centro de salud para que puedan disponer del cuerpo. No es necesario avisar a la policía o a la justicia si no hay dudas acerca de las causas del fallecimiento. En todo caso, el centro de salud hará los estudios posteriores. El cuidador puede informarse de los pasos posteriores para disponer del cuerpo a fin de asesorar a la familia. Si el fallecimiento se dio en un centro de salud, será la institución quién informará de los pasos a seguir.
Cuidando al cuidador
El cuidar a un paciente oncológico puede ser muy estresante y afectar la salud emocional del cuidador. Por eso es importante realizar acciones a fin de evitar el cansancio, estrés, bourn-out o fatiga del cuidador. Tener un grupo de apoyo, asistir a un profesional de la salud mental, realizar actividades de recreación, hacer ejercicio físico, compartir con familiares o amistades, alimentarse adecuadamente, y estar atentos a la aparición de síntomas de agotamiento y estrés nos va a permitir cuidar la salud y realizar mejor nuestro trabajo.
El “supercuidador” que se descuida a si mismo en pos del paciente no es un buen cuidador. Debemos cuidarnos para cuidar mejor a los demás.
Para más información:
Fundación Roemmers; La enfermería en pacientes oncológicos, libro completo
Cuidados de enfermería en el PORTALGERIATRICO
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