Son muy terapéuticas y antiguas. Se las considera como las mejores amigas del hígado y actúan favorablemente en casos de cálculos biliares. Proveen al organismo de potasio y magnesio. Aprenda a aprovecharlas.
Son las endibias que de pronto aparecieron en muchas verdulerías e hipermercados, llamando la atención por su tamaño y delicada presentación. Aunque todavía no abunda en la mesa de los argentinos, es la segunda hortaliza consumida por los franceses durante el invierno. La endibia, al igual que la escarola, la escarola rizada y la barba de capuchino, derivan de la achicoria silvestre (cichorium intybus). Estas tres variedades se utilizaron seguramente desde la más remota antigüedad.
Para muchos de nosotros las endibias son aún una novedad. Para otros una hortaliza un tanto exótica. Siempre misteriosas y reservadas, se distinguen de las demás porque se muestran dentro de su bandejita, enfundadas en un velo de polietileno que las preserva y las protege.
Origen
Se cree que la endibia es originaria de la zona mediterránea; pues egipcios, griegos y romanos consumían las hojas verdes en ensaladas o cocidas y utilizaban las raíces en aplicaciones medicinales. Así durante siglos fueron utilizadas las formas silvestres de endibia. Fueron los siglos XVII y XVIII, cuando empezaron a introducirse nuevos usos y técnicas de cultivo, pues en Francia y Países Bajos eran muy apreciadas las ensaladas con hojas de endibia blanqueadas al aire libre.
A mediados del siglo XIX es cuando aparece el cultivo de las endibias o achicorias de Bruselas o “Witloof” que conocemos actualmente. Este descubrimiento se debió a M. Beziers, empleado del jardín botánico de Bruselas, pues percibió de forma casual que las raíces de achicoria recubiertas con una capa de tierra rebrotaban en oscuridad formando una segunda pella de hojas blanquecinas, alargadas y sueltas. A partir de entonces Bélgica se convirtió en la cuna del cultivo
Valor nutricional
Por su escaso contenido calórico es una hortaliza altamente recomendable en tratamientos para adelgazar. Sus propiedades diuréticas, depurativas y descongestivas ayudan a mejorar el funcionamiento renal y hepático. El doctor John Heinerman, en su “Enciclopedia de frutas, vegetales y hierbas” recomienda el té de achicoria y endibia para disolver cálculos biliares.
Apreciada como alimento ligero y refrescante, posee cierto sabor amargo, que se atribuye a la presencia de los compuestos químicos lactucina y lactoferrina. Es rica en fibras que facilitan el tránsito intestinal. El doctor León Pecasse, de la Asociación de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa, de España, la sugiere en sus tratamientos para pacientes con dichas enfermedades.
Formas de preparación
Es notable la diversidad de usos que ofrecen y pueden acompañar desde las más sofisticadas y exóticas comidas hasta las más sencillas. Aceptan preparaciones tanto crudas como salteadas o cocidas y se prestan para decorar platos. Algunos las prefieren enteras, otros la deshojan o la cortan en trozos reducidos.
Resultan compatibles y muy agradables de combinar con todo tipo de aderezos, quesos, salsas, carnes o pescados. También pueden utilizarse como alternativa de la lechuga, el repollo, el puerro o la espinaca.
Buenas sugerencias
Lávelas enteras bajo el chorro del agua, no remoje para evitar la pérdida de nutrientes y que se vuelvan más amarga. Si bien se consumen crudas o cocidas, recuerde que uno de sus componentes, el potasio, es de los minerales que más fácilmente se pierde durante la cocción. Recomendamos cocinarlas entonces al vapor. Si no está acostumbrado a su ligero sabor amargo, le proponemos tener en cuenta: retirarles el tronquito de la parte central cuando se preparan crudas en ensaladas.
Al cocinarlas:
1.- Utilizar leche en lugar de agua.
2.- Remojarlas previamente con algunas gotas de limón.
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3.- Hervirlas en agua durante tres minutos. Cambiar el agua y volver a cocinar hasta que estén tiernas.
4.- Evite usar sartén de hierro ya que la endibia, si bien no modifica su sabor, se oxida rápidamente y se oscurece.
5.- Para congelarlas, es conveniente escaldarlas cuatro o cinco minutos en agua hirviendo, escurrir y enfriar lo más rápido posible. Se envasan herméticamente y se congelan.
A la hora de elegirlas
Las mejores endibias son las que tienen hojas firmes, brillantes, infladas y sin manchas. Su color debe ser blanco, tirando a verdoso. No deje de controlar la fecha de envasado.
Atrévase a consumir esta versátil hortaliza que si bien no es aún tan económica, será de gran beneficio para su salud y también le otorgará a sus platos un sabor distinto y un toque de originalidad.
Fuente: https://bonduelle.es/endibia