Las emociones del cuidador familiar se ven afectadas directamente por las sensaciones que se suscitan en el proceso de hacerse cargo del cuidado de un familiar en edad avanzada.
En los artículos anteriores describimos los pasos para manejar las emociones y la identificación de ellas. En este, nos quisimos detener para profundizar en el impacto que tienen las emociones más frecuentes que experimenta un cuidador familiar.
Cuando somos responsables del cuidado de un ser querido, atravesamos diversos estados de ánimo: ansiedad (“no sé si podré manejar esta situación”), tristeza (“ya no volverá a ser como antes”), culpa (“le prometí que nunca iba a ir a un geriátrico”), y agotamiento (“todo es un camino cuesta arriba sin fin, ni alegría”).
SITUACIONES FRECUENTES
Entendiendo que estos sentimientos son comunes, exploremos cuáles son sus orígenes. Poder nombrarlos en su contexto permite empezar a transitarlos para llegar a una posición más serena, más enriquecedora, de mayor seguridad y confianza.
Ansiedad
Está relacionada con la percepción de no contar con los recursos suficientes para poder transitar el día a día del cuidado en una perspectiva de futuro.
La preocupación es como una mecedora: te da algo que hacer, pero nunca te lleva a ninguna parte.
La incertidumbre se puede ver reflejada en situaciones como las siguientes: carencia de herramientas, falta de ayuda, desconocimiento del costo de las cosas y manejo del presupuesto. También, por ejemplo, no contar con técnicas de cuidado, y desconocer el proceso en general, entre otros aspectos.
Un modo de afrontar la ansiedad es diferenciando las preocupaciones de los problemas.
Por una parte, las preocupaciones suelen ser ilimitadas, sobredimensionadas y pueden acrecentarse exponencialmente de forma inútil, sin soluciones. Como por ejemplo: “tengo miedo de que mi mamá tenga un accidente cuando yo esté de viaje”.
En cambio, los problemas se pueden definir y delimitar, tienen soluciones concretas. Como por ejemplo: “la medicación de mi madre no está llegando al país”.
Tristeza o duelo
Ya en el Renacimiento se supo que las lágrimas nacen del corazón y no del cerebro. Se relaciona con el sentimiento de pérdida.
Cuando los familiares sienten que su ser querido nunca va a volver a ser el que era, se inicia un proceso de duelo, cuya emoción preponderante es la tristeza.
Este arduo proceso permite aceptar al ser querido y a su situación en este nuevo estado. A través de la herramienta de la observación, agudizando la empatía y la compasión, usted podrá encontrarse con su ser querido allí donde él está.
Culpa
Un cierto grado de culpa es necesario para vivir en sociedad, sobre todo si está relacionada con el sentimiento de responsabilidad, aunque no sean lo mismo. Ahora bien, el exceso de culpa es contraproducente ya que paraliza.
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La culpa se enseña, por ende tiene un componente mental importante; en especial cuando alguien nos responsabiliza por cómo se siente y nosotros asumimos esta culpa sin dudar. Es una manifestación neurótica que puede complicar la vida.
En este contexto, lo ideal es delimitar las tareas que puede asumir, así como aquello de lo que usted puede hacerse responsable. Sobre todo, verifique sus posibilidades de gerenciar determinadas situaciones y sea claro al respecto con su grupo familiar.
Agotamiento
El agotamiento tiene estrecha relación con el estrés del cuidador. Cuando siente que toda su vida gira en torno al cuidado de su ser querido y se le dificulta llevar con normalidad su vida cotidiana.
El agotamiento del cuidador se manifiesta en diversas situaciones como por ejemplo: no tiene ganas de hablar con nadie, deja de realizar las actividades que tanto disfrutaba, duerme poco y no descansa, no se alimenta bien; también actúa extraño.
Si identifica alguna de estas manifestaciones, no dude en reconsiderar los compromisos que ha asumido, fíjese qué tareas podría delegar, busque ayuda profesional y apóyese en sus seres queridos.
Los sentimientos principales son: amor, vergüenza, odio, fe, envidia, orgullo, culpa, felicidad y altruismo.
Dentro de portalgeriatrico.com.ar le dedicamos un gran espacio al estado de ánimo, ya que termina afectando a la mayoría de los cuidadores familiares.