En la osteoporosis, las fracturas patológicas, producidas por fragilidad ósea (son fracturas que se producen ante traumas mínimos, como por ejemplo una caída desde la propia altura) son muy frecuentes. Menos de un tercio de los pacientes que padecen este tipo de fracturas son evaluados y tratados correctamente, a pesar del alto riesgo de presentar estos eventos. La tasa de diagnóstico de osteoporosis es todavía más baja entre las personas que nunca han sufrido una fractura.
Los médicos siempre recomiendan a sus pacientes realizar un consumo de calcio adecuado (1200 mg/día para las mujeres posmenopáusicas) y de vitamina D (400 a 800 UI/día); también se recomienda realizar actividad física regularmente, ya que se sabe que estas acciones son efectivas. Pero a pesar de estas estrategias, diferentes estudios muestran que la incidencia de fracturas entre las personas de alto riesgo sigue siendo elevada.
Algunos fármacos pueden reducir significativamente el riesgo de fractura en las mujeres de alto riesgo de osteoporosis. Por eso es importante identificar a estas pacientes mediante un método de rastreo (screening) adecuado. La medición de la densidad mineral ósea en las vértebras lumbares y en el fémur proximal mediante densitometría representa una forma sencilla y confiable para la evaluación del riesgo de fractura en las mujeres posmenopáusicas.
Pero se debe tener en cuenta que existen muchos factores que pueden ejercer influencia en el riesgo de fracturas, y deben ser considerados a la hora de decidir a qué pacientes se les indicará una densitometría y el tratamiento.
Con respecto a otros factores de importancia para el riesgo de sufrir fracturas se encuentran: los antecedentes de fracturas en familiares de primer grado, las fracturas por fragilidad previas, las fracturas vertebrales silentes que son identificadas en las radiografías (deben buscarse en personas que hayan perdido más de 2 cm de estatura), las caídas y todos los factores que puedan aumentar el riesgo de las mismas (disminución de la visión, deficiencias neuromusculares, medicación que afecte el equilibrio, etc), la ingesta de alcohol (se asocia con menor densidad mineral ósea), los bajos niveles de 25-hidroxivitamina D.
¿Cómo detectar la osteoporosis?
El mejor método en la actualidad (y el más usado) es la densitometría ósea. Se considera osteoporosis cuando el T score obtenido es menor a 2,5 desvíos estándar (-2,5 DE), diagnosticándose osteopenia cuando el mismo se encuentra entre –1 y –2,5 DE. Debido a que hay muchas más personas con osteopenia que con osteoporosis, aproximadamente la mitad de las fracturas por fragilidad se producen en estas personas, a pesar de que el riesgo absoluto de las mismas es mayor entre las personas con osteoporosis.
En la práctica habitual, la medición de densidad mineral ósea se realiza en las vértebras lumbares (L1 a L4) y en la cadera (incluyendo la cabeza femoral). Esta última región es la que mejor predice el riesgo de fractura. Las mediciones de la columna vertebral pueden ser más útiles en mujeres jóvenes premenopáusicas, dado que esta localización puede mostrar disminución de la densidad ósea antes que la cadera.
En las mujeres mayores, la realización de mediciones sobre la columna vertebral no tiene tanto valor por la posible presencia de artrosis vertebral, cuyos cambios escleróticos pueden mostrar valores artificialmente más elevados de densidad mineral. Si bien no son frecuentes, las mediciones realizadas en el antebrazo son recomendadas para pacientes con hiperparatiroidismo primario, ya que esa localización es la que presenta mayor pérdida ósea.
En personas jóvenes el score Z brinda mayor información que el score T, debido a que el primero lo compara con valores obtenidos en personas de su misma edad, peso y altura. En general, ante un score Z de –2 o menos se considera que es necesaria una evaluación más exhaustiva de posibles causas secundarias de pérdida ósea. A quiénes se les debe realizar el rastreo?: se debe realizar una densitometría ósea a todas aquellas personas que presenten predictores de un alto riesgo de sufrir fracturas por fragilidad antes de los 65 años.
Entre los factores más importantes a tener en cuenta se encuentran los antecedentes familiares de fracturas, el bajo peso, la pérdida de altura, el consumo de fármacos que pueden producir pérdida de hueso, antecedentes de enfermedades como hiperparatiroidismo, hipertiroidismo, hipogonadismo, síndrome de Cushing, terapia corticoide prolongada.
Los análisis de laboratorio no se usan rutinariamente para detectar osteoporosis, pero se indican en los pacientes que presentan un score de Z bajo y podría ser útil en pacientes con baja densidad mineral ósea, para identificar causas secundarias (como por ejemplo, un calcio sérico alto puede sugerir hiperparatiroidismo) o factores que agraven la pérdida mineral y que puedan ser tratados, como por ejemplo la deficiencia de 25-hidroxivitamina D.
Los pacientes que además de la pérdida mineral ósea presenten adelgazamiento, deberían ser evaluados para enfermedad celíaca, aunque no padezcan de síntomas gastrointestinales. Distintas sociedades recomiendan que todas las mujeres deben tener una medición de su densidad mineral ósea a los 65 años, recomendación basada en el aumento en la incidencia de fracturas que se presenta en esta edad y la gran reducción del riesgo que se produce al recibir tratamiento.
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En conclusión, todas las personas que hayan tenido fracturas por fragilidad y todas las mujeres desde los 65 años deberían realizarse una densitometría ósea. Todos los pacientes deben ser interrogados sobre la presencia de factores de riesgo y de causas secundarias de osteoporosis. A su vez, ellos deben recibir la recomendación de una ingesta adecuada de calcio y vitamina D, la realización de actividad física y el abandono del tabaquismo.
La decisión de realizar densitometría ósea a partir de los 65 años se fundamenta en el hecho de que a partir de esta edad es donde se observa el mayor aumento de la incidencia de fracturas por fragilidad y que estas mujeres se benefician con un tratamiento oportuno. A pesar de que hay pocas guías que recomienden una frecuencia determinada de las mediciones, parece apropiado repetir la densitometría en 2 años en los pacientes que presentan osteopenia y en 3 a 5 años en aquellos con densidad ósea normal.
Autor: Screening for Osteoporosis Raisz L.