Preparar la transición
Una vez que usted haya definido los criterios de búsqueda y tiene completado el formulario de la situación de su familiar arranca el proceso de búsqueda que culmina con la elección de un geriátrico para su ser querido.
Si bien no siempre son capaces de expresarlo, la mayoría de las personas mayores siente que si se muda a una residencia geriátrica, es probable que permanezca allí por el resto de su vida. Por lo tanto, la razón principal por la cual no quiere vivir en una residencia es porque sabe que va a morir allí. Aún sabiendo que estas instituciones son una buena opción para él, no le es fácil reconocer y aceptar que está en el trayecto final de su vida.
También puede ocurrir que no esté preparado para cambiar la relación con usted y tengan miedo de perder su independencia. Por todo esto, cuando converse con su ser querido, le aconsejamos que haga hincapié en que su estadía en una residencia puede ser transitoria y que el paso a la vida asistida no significa que ya no tendrán control sobre su vida diaria.
Nuestros años de experiencia nos han demostrado que, por lo general, los mayores terminan beneficiándose en estos sitios. Dado que hay personas que se ocupan de la limpieza y las comidas, los residentes tienen mucho más tiempo libre para hacer sus actividades favoritas.
Destaque esto durante su charla. Aclárele que en la residencia va a poder hacer muchas de las cosas que tanto disfruta: leer, escuchar música, jugar al ajedrez, a las cartas, tejer, escribir, dibujar, etc.
Además, dígale a su familiar que gracias a todos los cuidados que recibirá, van a poder disfrutar más de su tiempo juntos. En las visitas pueden tener largas conversaciones, jugar, dar un paseo, etc. Suele ocurrir que el vínculo entre padres e hijos se fortalece en este etapa de la vida. Al compartir más tiempo juntos, logran conocerse aún mejor
Recomendaciones para charlar con los demás integrantes de la familia
Llevar a un ser querido a una residencia, por lo general, es una decisión que se toma en conjunto. Por eso, es necesario que todos los miembros de la familia tengan claros varios aspectos. Si bien su ser querido ya no va a vivir más en su casa, no quiere decir que ya no deben ocuparse de su salud. Es importante destacar que los familiares deben continuar acompañándolos al médico, además deben estar atentos a que no les falte nada. Solo por mencionar algo: en la mayoría de las residencias, los productos de higiene personal, como los pañales, no están incluidos en la cuota.
El afecto y la atención siguen siendo fundamentales para que el mayor se sienta querido, apoyado y acompañado por su familia. Es muy importante que los miembros de la familia visiten al mayor con frecuencia. Dado que en las visitas van a contar con más tiempo libre para interactuar, porque ya no van a tener que ocuparse de la comida y de la limpieza, intente tener largas conversaciones, así como proponer actividades para que los encuentros sean más alegres y entretenidos.
En familia, también hay que decidir cuestiones más burocráticas, relacionadas con deudas, bienes y propiedades de su ser querido. Es importante gerenciar todos estos recursos de manera eficiente para garantizarle una vejez con todas sus necesidades cubiertas.
Una vez identificadas todas las tareas y responsabilidades, es conveniente que se realice una planilla que le permita a la familia dividirse las tareas, con el objetivo de asegurarse de que las responsabilidades se distribuyan de manera justa sobre todos los integrantes de la familia y responsables del cuidado del adulto mayor.