Según un informe de la Dirección General de Tercera Edad, más del 80 % son mujeres; las historias de los que tienen mucho que contar.
María Elida Coya de Porbén llevó una vida simple y derecha. Ella misma confesó que de niña era una “chica diabla”, pero destaca que, de más grande, fue una mujer de la casa, que no andaba “caminando por la calle”. Tuvo dos hijos, después de casarse a los 20 años.
Desde entonces han transcurrido más de ocho décadas, en las que vio crecer a sus hijos. Ya tiene cinco nietos, seis bisnietos y ahora espera poder llegar a conocer a algún tataranieto. El 19 de julio último, cuando cumplió 100 años, tuvo tres fiestas de cumpleaños. En la que se realizó en su casa, ella fue la encargada de cocinar para todos los invitados.
Llegar al centenario
Como María Elida, en la ciudad de Buenos Aires hay otras 340 personas que tienen más de 100 años, dato que sirve como muestra a la hora de hablar del envejecimiento de la población porteña. Según un informe elaborado por la Dirección General de Tercera Edad porteña, de las 341 personas de más de cien años, 285 son mujeres. La prevalencia femenina se hace más notable a partir de los 80 años.
“Aunque no tenemos estadísticas oficiales sobre población centenaria en otras partes del mundo, sabemos que en los países más desarrollados se vive el mismo proceso de envejecimiento que en Buenos Aires”, explicó el director del área, Daniel Maglioco.
“Yo no estoy disconforme con la vida. Soy feliz: tengo una familia linda y unida. ¿Qué más puedo pedir?”, dijo María Elida.
La mujer recordó que cuando enviudó, a los 44 años, el médico de la planta en la que trabajaba su marido le aconsejó que saliera a buscar un empleo. Y eso hizo. Entonces, consiguió un puesto en un laboratorio, donde limpiaba las pipetas y los tubos de ensayo. Pero como no le gustaba esa tarea, decidió cambiar, y así empezó a coser. Como modista, trabajó para una de las sobrinas de Aristóteles Onassis.
“El último trabajo que tuve lo dejé hace seis años. Era la administradora de este edificio, donde vivo hace 52 años. Pero todavía, cuando hay que hacer alguna reparación importante, los vecinos me piden que vea el presupuesto que pasaron para que les dé mi opinión”, agregó.
Ana Pupini se asombra cuando dice su edad: “Me cuentan que 100 años, pero no puede ser. ¡Es mucho!”. Ana vive desde hace varios años en el hogar San Martín, en Chacarita. A su lado está Mercedes Coquet, una compañera más joven. Ana nació el 3 de agosto de 1904 y Mercedes, seis días después.
“Cuando nací, vivíamos con tres hermanos en la calle Sarmiento. Estudié piano y lo que más me gustaba tocar era tango. Además, trabajaba en el Ministerio. Otra de las cosas que me gustaba hacer era pasear por Palermo”, dijo Mercedes. Según relató, cuando ella era joven, la vida era más tranquila, no se andaba de acá para allá a las corridas: “Y yo sigo viviendo así; ahora, cuando puedo, tejo para el que lo necesite”.
Autor: Ricardo Quesada
Fuente: La Nación