Hablamos de incontinencia urinaria (IU) cuando se pierde orina de forma involuntaria y objetiva, produciéndose esto en un momento y lugar no adecuados, y en cantidad o frecuencia suficiente como para que suponga un problema higiénico, social y psíquico para la persona que la sufre, así como una posible limitación de su actividad y relación.
Aunque en sí misma la incontinencia de orina no es más que un síntoma, en los mayores con frecuencia adquiere dimensión sindrómica, por su gran trascendencia individual, social y hasta económica, precisando de un importante consumo de recursos y por ende, originando un no despreciable gasto sanitario.
¿A quién afecta?
Aunque la IU es un síntoma frecuente que acompaña a muchos procesos, y afecta a todo el rango de la población, con diferencia es más común entre los niños y los mayores, sesgándose su distribución a favor de las mujeres si tenemos presente el sexo. Cuando corregimos los casos de IU por enfermedad padecida, será entre los que padecen procesos de tipo neurológico, fundamentalmente, en los que se presente con más frecuencia.
No está claramente definida la prevalencia de esta patología, difiriendo notablemente en función de la población estudiada, su ámbito o el concepto de IU asumido para su cuantificación. De los diferentes estudios, se establece aproximadamente que entre un 10-20% de los mayores de 65 años podría padecerla; cifra que se elevaría hasta un 35-40% si nos refiriéramos al ámbito hospitalario. La mayor prevalencia se encuentra en aquellas unidades en donde la estancia es mayor, y sobre todo en las instituciones residenciales, alcanzando en algunos estudios hasta el 62%, relacionándose éstas entre otras cosas con la mayor edad, así como por el tipo de patología predominante en estos centros.
Cuando nos referimos a la IU transitoria, la prevalencia aumenta notablemente, alcanzando valores de hasta el 35% en al ámbito ambulatorio (tal vez estas cifras podrían incluso estar infravaloradas por la frecuente falta de demanda por el propio anciano y por la poca búsqueda activa de esta patología por parte de los profesionales), y de hasta un 50% entre los mayores en régimen hospitalario. Algunos estudios llegan a considerar hasta un 70% de prevalencia de la IU en la población general, si se consideran criterios urodinámicos convirtiéndose, sin duda, en el síntoma más frecuente del aparato urogenital entre los mayores. En general, en el mayor, la IU de mayor frecuencia de aparición es la incontinencia por inestabilidad del detrusor.
Tipos de incontinencia urinaria
Teniendo presente la disposición anatomo-fisiológica anterior, y dependiendo de su momento de aparición, encontraremos distintos tipos de IU:
1.- IU aguda, transitoria o reversible
Es de comienzo repentino. Asociada a trastornos agudos; cede a la remisión de éstos.
2.- IU crónica o persistente
- IU de esfuerzo o de estrés: Se produce con maniobras de valsalva (tos, reír, estornudo, levantar pesos, andar…), al aumentar la presión intravesical, transmitida por la presión intraabdominal, superándose la resistencia del esfínter uretral. Suele asociarse a pérdida del ángulo uretro-vesical. Es la forma de IU más frecuente en la mujer, iniciándose generalmente durante la etapa reproductora.
- U de urgencia: Acontece tras un deseo urgente e irresistible de orinar, siendo incapaz de retener la orina una vez que se percibe que la vejiga está llena. La micción es de escaso volumen. Se produce por contracciones del detrusor que superan en intensidad la presión intrauretral. Esta forma de IU es la más común en el anciano. Según el origen de estas contracciones, encontraremos:
- IU por inestabilidad motora del detrusor. Se produce una contracción involuntaria del músculo detrusor, o espasmo muscular.
- IU por inestabilidad sensitiva del detrusor. El detrusor se contrae por estímulos irritativos externos de la pared vesical.
- IU neurógena hiperrefléxica, en la que se alteran los mecanismos de control neurológico de la micción.
- IU de rebosamiento: La vejiga permanece siempre llena (residuo postmiccional patológico constante), perdiéndose pequeñas cantidades de orina, pues la presión de volumen de llenado intravesical se mantiene mayor que la presión intrauretral, aunque no exista actividad del detrusor. Es más frecuente en el varón, asociándose muchas veces a crecimiento prostático. Cuando se afecta la segunda motora, se conoce como IU neurógena arrefléxica.
- IU funcional: Se experimentan episodios de pérdida de orina sin ser incontinente, al presentar limitación para acceder al lugar adecuado para miccional.
- IU mixta: Coexisten dos o más tipos de incontinencia.
- Otras: IU total, con ausencia de control de la micción, ocasionando pérdida continua de la orina; Enuresis o micción nocturna, de predominio en los niños; Polaquiuria, o necesidad de orinar con mayor frecuencia.
Opciones de tratamiento para la incontinencia en personas mayores
Bajo el cuidado de un médico, la incontinencia se puede tratar y, a menudo, curar. Hoy en día existen más tratamientos para la incontinencia urinaria que nunca. La elección del tratamiento depende del tipo de problema de que tenga el adulto mayor, de su gravedad y de lo que mejor se adapte a su estilo de vida. Como principio, se deberán probar primero los tratamientos más simples y seguros.
Entrenamientos para el control de la vejiga
El médico podrá sugerir al adulto mayor que intente recuperar el control de su vejiga a través del entrenamiento. Con el entrenamiento de la vejiga, podrá cambiar la forma en que la vejiga almacena y vacía la orina. Hay varias formas de hacerlo:
Ejercicios de Kegel: ejercicios para los músculos pélvicos
Estos ejercicios trabajan los músculos que se utilizan para detener el flujo de orina o para evitar la expulsión de gases. Fortalecer estos músculos ayudará a los adultos mayores a retener la orina en la vejiga por más tiempo. Son ejercicios fáciles de hacer que pueden disminuir o eliminar el estrés y la incontinencia de urgencia.
Biofeedback
La biorretroalimentación ayuda a los ancianos a ser más conscientes de las señales de su cuerpo. Esto puede ayudarlos a recuperar el control sobre los músculos de la vejiga y la uretra. La biorretroalimentación puede utilizarse también para ayudar a enseñar ejercicios para los músculos pélvicos.
Entrenamiento cronometrado de la micción y la vejiga
Esta técnica registra (con cronómetro) la micción y las pérdidas de orina. Esto puede ayudar al adulto mayor a controlar su vejiga, y a quién está a su lado a acompañarlo al baño antes de que pueda haber un accidente. Cuando esta técnica se combina con la biorretroalimentación y los ejercicios de los músculos pélvicos, estos métodos pueden ayudar a los adultos mayores a controlar la incontinencia de urgencia y rebosamiento.
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Qué cambios deben hacerse en el estilo de vida para controlar la incontinencia
Pueden realizarse algunos cambios en la dieta de la persona mayor que ayuden a mejorar el control de su vejiga.
Incidencia de la cafeína y el alcohol en la incontinencia
Las bebidas que contienen estas sustancias pueden provocar incontinencia. Si están bebiendo demasiados líquidos al día, es posible que también deban reducirlos.
Debe prestarse atención a la dieta cuando se padece incontinencia
Entre los alimentos y bebidas que pueden empeorar la incontinencia se encuentran las bebidas alcohólicas, los alimentos y bebidas que contienen cafeína, los alimentos picantes, los alimentos con alto contenido de ácido, como los cítricos y los jugos, y las bebidas carbonatadas. Si notan que los síntomas de la incontinencia urinaria empeoran después de tomar alguno de estos alimentos o bebidas, intenten eliminarlos o reducirlos.
Controlar la ingesta de líquidos cuando se tiene incontinencia
Mantener la ingesta diaria de agua del adulto mayor en más o menos 1 litro puede ayudar. Sin embargo, hable con su médico antes de realizar cualquier cambio importante en la ingesta de líquidos de su ser querido.
Beneficio del jugo de arándano
Se sabe que la naturaleza ácida del jugo de arándano mejora la función de la vejiga.
Procedimientos médicos para la incontinencia
Cuando los ajustes en el estilo de vida no sean suficientes, recomendamos acudan a su médico de cabecera para obtener sugerencias adicionales.
Medicación para la incontinencia
Un médico puede recetar medicamentos para tratar la incontinencia. Algunos medicamentos previenen las contracciones no deseadas de la vejiga. Otros relajan los músculos, lo que ayuda a que la vejiga se vacíe más completamente durante la micción. Otros tensan los músculos de la vejiga y la uretra para reducir las fugas. Lamentablemente estos medicamentos a veces pueden causar efectos secundarios como sequedad de boca, problemas oculares o acumulación de orina.
Pesario
A veces, los médicos podrán sugerir un parche pequeño y desechable, un pequeño tapón uretral similar a un tampón, o un inserto vaginal llamado pesario para mujeres con incontinencia de esfuerzo.
Implantes para la incontinencia
También se podrá inyectar un implante en el área alrededor de la uretra. El implante añade volumen. Esto ayuda a cerrar la uretra para reducir la incontinencia urinaria de esfuerzo. Es posible que las inyecciones deban repetirse después de un tiempo ya que su cuerpo se deshace lentamente de esas sustancias.
Cirugía para la incontinencia de esfuerzo
A veces, la cirugía puede mejorar o curar la incontinencia si es causada por un problema, como un cambio en la posición de la vejiga o una obstrucción debido a un agrandamiento de la próstata. La cirugía común para la incontinencia de esfuerzo consiste en levantar la vejiga y asegurarla. Cuando la incontinencia de esfuerzo es grave, el cirujano puede usar un cabestrillo ancho. Esto sostiene la vejiga y estrecha la uretra para evitar fugas.
El metodo de Kegel puede prevenir o suavizar la incontinencia
Según muchos especialistas hay una forma de fortalecer los musculos reduciendo asi la incontinencia. Lea el articulo sobre como es el metodo Kegel y como ayuda para la incontinencia aquí.
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