El concepto de envejecimiento activo, adoptado a fines de los años 90 por la OMS, nos habla de los beneficios que derivan de estilos de vida saludables a lo largo de la vida, de manera que el adulto mayor permanezca sano y activo en los distintos ámbitos de participación (sociales, familiares, institucionales, comunitarios), durante la mayor parte de tiempo posible.
Hablamos entonces de optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad, a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen.
La actividad física se constituye, entonces, en un aliado fundamental, no se puede afirmar que prolongue la vida o evite enfermedades, pero si que su práctica periódica ayuda a retrasar el declive de las distintas funciones y la aparición de enfermedades crónicas, siendo también importante su papel en la rehabilitación.
Coordinar una actividad dirigida al adulto mayor
Esto implica no sólo poseer los conocimientos específicos de la profesión, sino la capacitación para trabajar con esa franja etaria, conocer las modificaciones anatómicas y funcionales que se van produciendo, la historia y el contexto que lo rodea, ya que no debemos olvidar que las personas mayores no son un grupo homogéneo, no todos envejecemos igual, y el paso del tiempo acentúa más las diferencias.
Aún las personas ancianas que padecen una enfermedad o discapacidad pueden seguir produciendo, haciendo, participando. Ahora bien, de qué viejo estamos hablando? ¿de Doña María, dedicada a la casa y al cuidado de los nietos?, de Mario que desde hace 40 años juega al tenis 4 veces por semana?, del atleta de 75 años que sigue corriendo maratones?, o de José, institucionalizado, ciego y en silla de ruedas?
Ello será determinante de nuestro programa de actividades, debemos conocer la historia de vida y deportiva del adulto mayor, seleccionar la actividad más adecuada, la intensidad, la frecuencia, los cuidados metodológicos, las condiciones edilicias y el medio ambiente.
- La actividad debe ser gratificante, de fácil realización, no frustrante, debe apuntar a rescatar lo que aún se puede, debe ser socializadora.
- El movimiento en el Adulto Mayor mejora la salud física y mental, fortalece los lazos sociales, aumenta la autoestima y da sensación de bienestar.
- Sin embargo, pese a los beneficios que ofrece, un bajo porcentaje de ancianos practica actividad física programada.
- Existe una gran variedad de actividades posibles para la tercera edad, corresponde a nosotros diseñar programas y estrategias para la toma de conciencia sobre lo positivo de su práctica, la adquisición de nuevos hábitos, la prevención y el autocuidado.
Texto presentado en la II Jornada de Prevención
El Adulto Mayor en Movimiento. 21-4-05
Publicado por Mayores en Movimiento
Prof. Graciela Monte: gracielamonte@cohabitam.com.ar