Una de las preguntas más frecuentes que nos hacen es: “¿cómo se cuándo es el momento de buscar una residencia geriátrica para mi ser querido con alzheimer?”
Esto, por supuesto, es diferente para cada individuo con la patalogía de Alzheimer, pero también es diferente para cada cuidador familiar.
La regla general es que no hay ningún problema en institucionalizar a un ser querido demasiado pronto.
El inconveniente está cuando uno espera demasiado tiempo. Si su ser querido requiere un mayor nivel de atención y usted no actúa de inmediato, el número de cosas que potencialmente pueden salir mal son infinitas.
A continuación, presentamos una serie de cuestiones a tener en cuenta:
Administración de medicamentos
En un Residencia para personas mayores con soporte de psiquiatría o en un geriátrico de cuidados de memoria, todos los medicamentos son cuidadosamente regulados. Se administran en un horario estricto y el personal de enfermería está atento a si algo debe modificarse (consultado previamente con un médico).
Cuando su ser querido está viviendo en su casa, toda la supervisión de los medicamentos recae en usted. Si bien muchos cuidadores familiares aprenden bastante mientras cuidan de sus seres queridos con demencia, hay ciertos signos y cuestiones que sólo los profesionales médicos pueden detectar y abordar. Incluso si observa un problema, llevarlo al médico para evaluar cambiar sus medicamentos puede ser una lucha.
Problemas de movilidad
Hacia las etapas finales de la demencia y la enfermedad de Alzheimer, los pacientes tienen una movilidad muy limitada. Esto constituye un gran peligro tanto para el paciente como para su cuidador. Como por ejemplo, una mujer de 70 años de contextura física pequeña, podría hacerse daño tratando de ayudar a su esposo de 80 kg a darse un baño. Continuar cuidando de él en casa, los pone en peligro a ambos.
Bañarse, ir al baño, vestirse y otras actividades de la vida cotidiana conllevan riesgos. Los geriátricos están mucho mejor equipados para realizar todas estas actividades de una manera segura. Cuentan con equipos apropiados y personal capacitado para ayudar a los residentes y prevenir accidentes.
El deambuleo
Un adulto mayor con alzheimer puede salir fácilmente de la casa, sin que su cuidador se dé cuenta. El vagar puede ocurrir (y ocurre) en las instituciones, pero los residentes se limitan a los espacios dentro del edificio y, en algunos casos, a un área segura.
Esta es la razón por la que la atención supervisada es tan valiosa para los pacientes con demencia y sus familiares. Los residentes son capaces de moverse, pero las instituciones están fuertemente controladas y, a menudo cuentan con medidas de seguridad especiales para evitar que se alejen de la residencia y se pierdan o lesionen. Además, el tiempo de respuesta incrementa debido al número de empleados disponibles para buscarlos.
El estrés del cuidador
No importa si está en sus treinta o en sus setenta; el estrés que la demencia genera en el cuidador es la misma. Si usted está en sus treinta años, es probable que tenga buena salud, pero los cuidadores mayores son más propensos a tener problemas médicos propios con los que lidiar.
El estrés puede manifestarse rápidamente en personas de cualquier edad. Sea honesto consigo mismo acerca de sus límites tanto físicos como emocionales mientras sea el cuidador. A veces la institucionalización de un adulto mayor es mejor no solo para su salud sino para el bienestar general de su cuidador.
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Cuidados a larga distancia
El cuidado desde lejos rara vez funciona, especialmente para los adultos mayores con enfermedades progresivas como la demencia. Si bien algunos miembros de la familia local pueden brindar apoyo, aun así existen dificultades para mantenerse en la cima del nivel de atención y asistencia que requieren sus seres queridos.
La supervisión y los cuidados adecuados difícilmente pueden proporcionarse desde lejos. Las necesidades del paciente seguirán aumentando, y sólo se pondrá más presión sobre el cuidador y dejará a la persona con demencia más vulnerable.
En un geriátrico hay más pacientes, pero también hay más cuidadores. A diferencia de un miembro de la familia que vive en zona norte, otra provincia o en otro país, las enfermeras y auxiliares están de guardia todo el día para asegurar que los residentes estén seguros y que sus necesidades estén satisfechas.
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La importancia de armar un plan y dejar atrás las promesas
Probablemente hace años le hizo la promesa a un familiar o a usted mismo de que se ocuparía personalmente de los cuidados que requieran de mayores. Es muy habitual que las personas prometan cuidar a sus padres, cónyuges o hermanos mayores y juren no trasladarlos a un geriátrico.
Si lo miramos desde la perspectiva de la persona con demencia que conoce su destino, muy probablemente diría: “Soy muy consciente de lo que viene. En un año o dos, puedo no entender mi situación, pero ahora mismo lo hago. No quiero poner a mi esposa o nuestra hija en los desafíos de cuidarme. Asimismo, no quiero que luchen con la difícil decisión de ubicarme. Ellos tienen el derecho a no ser agobiados por mi enfermedad.”
Luego está el hecho de que, como paciente, merezco y exijo el mejor cuidado que podamos encontrar dentro de las limitaciones que tenemos.
El cuidado diario de un paciente con demencia no debe estar por debajo de lo que necesita simplemente por una promesa que sus familiares hicieron hace unos 20 o 30 años.
Todos hemos hecho promesas que no se han mantenido por una razón u otra. Prometerle a un ser querido que nunca lo lleva a un geriátrico es noble, pero eso es todo.
Esto también tiende a ser una cuestión de orgullo para los cuidadores familiares.
Un cuidador no quiere que su familia sepa que está luchando con su familia, así que hace lo mejor que puede y ni siquiera se da cuenta de que la atención que está tratando de proporcionarle es deficiente.
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Cada paciente merece ser atendido. Una persona puede no ser capaz de comunicarse o no tener idea de lo que está pasando a su alrededor, pero siempre merece que su dignidad permanezca intacta.
La institucionalización de su ser querido no tiene por que ser tan dramática como a menudo se la representa. Las Residencias Geriátricas no son como lo eran hace 30 años. Es muy probable que ni el paciente ni el cuidador estén al tanto de cómo son, qué ofrecen y cómo funcionan, porque la mayoría no tienen un plan establecido.
Los expertos en gerontología recomiendan que luego del diagnóstico inicial se debe realizar una evaluación de su ser querido, y en caso de ser necesario, un plan financiero para cubrir los costos de la atención profesional.
Cuando las familias se toman el tiempo de prepararse, hay menos drama y menos sorpresas.
Para una persona informada, la institucionalización de un adulto mayor es una de las cosas más amorosas que va a hacer por ellos. Está llevando a cabo algo que su corazón le dice que no haga, pero está realizando algo que su mente sabe que es lo correcto.
Esto es exactamente lo que dijo que haría hace muchos años atrás: cuidar de ellos. Cuando ya no lo puede manejar, usted busca ayuda. Esto es, de hecho, cuidarlos.