El agotamiento de los cuidadores no es algo que sucede repentinamente. Todos tenemos días buenos y días malos, lo cual es normal. Sin embargo, lo que no es normal -o en todo caso no debería serlo-, es llegar a una situación de colapso.
Nuestra recomendación es adoptar medidas preventivas antes de que el agotamiento se apodere del cuidador. Pero, para que esto funcione, cada cuidador debe reconocer sus propios límites y sincerarse con uno mismo todo a lo largo del proceso.
Nuestro objetivo es brindar ayuda al cuidador para que detecte esas señales que, si las reconoce, le permitirá actuar rápidamente y no caer en el agotamiento y colapso nervioso, que quisiéramos evitarle.
Cómo puede un cuidador anticiparse al agotamiento
En la mayoría de los casos los cuidadores no toman conciencia del desgaste acumulativo que significa tener a cargo el cuidado de personas mayores. Una primera herramienta que tiene el cuidador para adelantarse y no caer en ese estado de agotamiento consiste en llevar un registro diario de los cambios en su salud física y mental (su estado de ánimo, acciones y reacciones…).
Muchas personas realizan su rutina de cuidado diario de personas mayores en piloto automático sin prestar demasiada atención a sus emociones ni preguntarse por qué se sienten de tal o cual manera. Si pudiesen hacer un trabajo de introspección, probablemente podrían captar las señales que les indican que están llegando a su límite.
Las señales del agotamiento
Fatiga insuperable
Si los patrones de sueño del cuidador han cambiado o está continuamente cansado sin una explicación razonable (como por ejemplo demasiada actividad física), deberá programar una cita con su médico de cabecera.
Si está lo suficientemente seguro para identificar que la causa de su agotamiento general se debe a los desafíos que implica brindar cuidados, entonces posiblemente esté llegando a su límite.
Además, deberá tener en cuenta que el estrés de cuidar a alguien también puede afectar su salud física y mental.
Enfermedad frecuente
La fortaleza del sistema inmunológico es un excelente indicador de la salud general del ser humano. Por lo que una señal de alerta podría ser si el cuidador tiene dolores de cabeza, gripe, infecciones bacterianas u otras enfermedades con más frecuencia que en el pasado.
Si esto sucede y es algo totalmente nuevo para el cuidador, seguramente se deba a que su sistema inmunológico está comprometido por el estrés, la falta de sueño o la depresión. Su cuerpo le estaría transmitiendo que es hora de realizar algunos cambios.
Enojo incontenible
Si se encuentran criticando a todos, desde su entorno más cercano hasta el cajero del supermercado, es posible que se encuentren excedidos por completo y que hayan superado el nivel de estrés tolerable.
Incluso si siempre fueron un poco impulsivos, deberán examinar su comportamiento, ser honestos con Uds. mismos y determinar si la carga como cuidador es la causante de estos cambios.
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No es justo para Uds., ni para su familia, ni para la persona que cuidan, que no puedan ser civilizados y muchos menos cariñosos, debido a su estado de agotamiento.
Aislamiento
No todo el mundo sale de sí mismo cuando está bajo mucha presión. Por el contrario, algunos cuidadores se encerrarán en sí mismo, evitando a los demás.
No querrán ver amigos, ni familiares, ni mucho menos gente desconocida, incluso si tuvieran tiempo libre. No se quejarán de que su trabajo los absorbió por completo, pero tampoco buscarán despejarse, buscar compañía, ni distracción.
Simplemente continuarán con su rutina, y se aislarán, deseando que nadie los moleste.
Depresión
Es posible que empiecen a encontrar cada vez menos alegría en las cosas que antes los hacían felices. Se encontrarán tan consumidos por los cuidados que quedarán sin resto para otras relaciones o actividades.
Pérdida de interés y concentración
Es muy posible que estén tan distraídos y agotados que no puedan concentrarse completamente en las tareas que tienen entre las manos.
Fatiga por compasión (o desgaste por empatía)
Desde el principio, uno se hace cargo del ser querido por amor y preocupación. Investiga activamente sus problemas de salud y se involucra plenamente en el manejo y mejora de su salud.
Pero, en algún momento, el cuidador puede sentirse tan abrumado por la carga de esta responsabilidad que probablemente pierda parte o toda preocupación por el bienestar físico y emocional de la persona que cuida.
Hasta el punto de que quizás le irrite todo lo que hace y hasta le cueste ser amable con la persona a cargo: hace lo que debe hacer, pero el corazón ya no está en ello.
Relajo en el autocuidado
Los cuidadores que se están acercando o que han llegado al agotamiento pueden desarrollar abandono en el cuidado personal y amabilidad hacia ellos mismos. Dejan de cuidarse y mimarse a ellos mismos.
En definitiva, dejan de quererse: no organizan cuidados de relevo para tener tiempo libre, para esparcimiento, para hacer ejercicio, cocinar, al fin y al cabo “recargar las pilas”. Experimentar muchos o todos estos síntomas, son señales claras de agotamiento.
Por lo que probablemente el cuidador necesitará acudir a un profesional de la salud que lo ayude a recuperar su salud emocional, y por otra parte, a modificar el plan de atención a su ser querido. Incluso si solo le afectaran algunos de estos síntomas, sería justamente hora de comenzar a hacer cambios positivos antes de que la situación empeore.
Cómo vencer el agotamiento del cuidador
La solución para prevenir o revertir el agotamiento de los cuidadores va a diferir según cada persona. Sin embargo, el denominador común deberá ser reducir la carga del cuidador y por otro lado brindarle apoyo adicional.
Y por sobre todo, nuestra mayor recomendación: prevenir. Estar atentos y actuar inmediatamente si se reconoce alguno o varios de los síntomas enumerados anteriormente.
Muchos cuidadores familiares asumen esta responsabilidad con asistencia limitada o nula, lo cual es una hazaña ambiciosa y peligrosa. La tendencia de seguir haciéndolo solo, sin lugar a dudas, errónea. Recomendamos fuertemente buscar ayuda desde el principio para reducir el riesgo de agotamiento, depresión y enfermedades.
Las opciones disponibles para el relevo pueden parecer escasas o poco atractivas, pero es importante aprovechar cualquiera o todos estos recursos para salvaguardar la propia salud y felicidad del cuidador y de la persona que recibe su cuidado.
Si la persona a cargo del adulto mayor enferma física o mentalmente porque lo han llevado al límite, entonces no podrá ayudar a nadie. No es egoísta cuidarse a uno mismo: es vital.
Los centros para personas mayores, las residencias para adultos mayores, la atención domiciliaria, la atención de enfermería y la atención especializadas son recursos valiosos. También, pedir ayuda intermitente a otros familiares, amigos, compañeros cuidadores o vecinos. Quizás resulte difícil encontrar ayuda, pero será crucial dedicarle tiempo y esfuerzo para hacerlo.
Recordar que el cuidador también importa
Si el cuidador se identifica con alguno de los ejemplos anteriores, si está experimentando alguno de los signos de agotamiento descritos anteriormente, o si simplemente siente que se está acercando al final de su capacidad para brindar atención práctica diaria, entonces necesita urgentemente buscar ayuda en el cuidado de tu ser querido.
Investigar opciones de cuidado de relevo y actuar en consecuencia requerirá tiempo y energía que quizás el cuidador sienta que no tiene en ese momento. Pero estamos convencidos de que esta búsqueda es indispensable, y que de ella los frutos se verán rápidamente. A corto o mediano plazo será mucho mejor para todos los involucrados que permitir derrumbarse por completo.