Las emociones están en el corazón de nuestro “vivir”, funcionan como brújula y termómetro de nuestras vivencias dándole un significado personal a nuestras experiencias. Sin embargo, la dificultad para identificarlas así como para regularlas puede traer mucho sufrimiento tanto a nosotros mismos como a nuestros allegados.
Funciones de las emociones
La función principal de las emociones es la adaptación. En otras palabras, mejora la supervivencia. Son ellas las que detectan situaciones de importancia, alertan nuestra conciencia, agudizan la atención y nos impulsan a acercarnos, a actuar, a alejarnos o a paralizarnos.
El miedo nos advierte sobre el peligro, el asco de algo en descomposición y el enojo de la necesidad de poner límites.En cambio, la tristeza traducida en llanto va en busca de la protección del otro y, en una versión más elaborada, la compasión nos capacita para responder al dolor ajeno. Por su parte, la alegría nos motiva al acercamiento, a la actividad y a la cooperación.
Es importante identificarlas, así como entender que es natural experimentarlas: se abre la posibilidad de validar las propias así como las de los demás y enriquecer de esta forma nuestra inteligencia emocional.
Estas son las principales emociones: miedo, ira, alegría, asco, sorpresa y tristeza.
En definitiva, no se trata de controlar nuestras emociones ni al otro, sino de entendernos y entenderlo. Entrar en una relación recíproca adaptativa de interacción afectiva y una adecuada conexión con nuestro entorno: así disminuyen las amenazas, también el estado de alerta y, por ende, el sufrimiento.
El portalgeriatrico.com.ar quiere ayudarlo a prevenir sometizaciones derivadas del desgaste emocional por ejercer el rol de cuidador. Nuestro objetivo es acompañarlo en el cuidado de su ser querido, sin olvidarse de su propio bienestar.
Cuidamos a los que cuidan.