No se trata aquí de ver el vaso medio lleno o medio vacío como se dice popularmente, o de obligarnos a sentirnos bien todo el tiempo, sino de tomar las situaciones, ya sean beneficiosas o desagradables, como una posibilidad de aprender y crecer como persona.
Esto es importante tanto para cuidadores familiares como para profesionales y pacientes. Si nos sentimos bien y afrontamos el futuro con esperanza, estaremos contribuyendo a nuestra salud y a la del entorno que nos rodea.
Como actitud psicológica, filosófica y artística, el optimismo es una predisposición a esperar lo mejor y ver las cosas de un modo positivo, independiente de las circunstancias adversas que podamos estar viviendo.
La psicología positiva entiende al optimismo como una disposición frente a una circunstancia o la existencia en general que tiende a ver el punto de vista más favorable.
Se trataría de un rasgo particular del individuo, que depende menos de los hechos externos como de la manera de interpretarlos.
Las personas optimistas tienden a enfrentar las adversidades de una manera perseverante, con valentía y fortaleza, creyendo que siempre pueden lograr lo mejor. Se trataría de una conducta aprendida, por lo que puede desarrollarse con el entrenamiento adecuado.
Una estrategia de afrontamiento ante situaciones estresantes es la llamada Revalorización Positiva, que consiste en el intento cognitivo de construir y reestructurar un problema de la manera más positiva posible mientras se acepta la realidad de la nueva situación.
Beneficios del optimismo en la salud
Existe una correlación entre la predisposición de una persona y diferentes condiciones de salud, muchos estudios científicos dan cuenta de esto:
¿Por qué el optimismo es bueno para la salud?
Numerosos estudios científicos muestran que el optimismo es bueno para la preservación de la salud física y mental de una persona.
Esto es importante a tener en cuenta tanto para cuidadores como para personas con enfermedades crónicas o discapacidades.
Las personas optimistas pueden superar mejor que las pesimistas los problemas de salud, incluso algunos tan graves como el cáncer.
Esto se debe a que tienen una actitud más luchadora y activa en la búsqueda de soluciones a sus problemas, pero también porque el pesimismo puede llevar a la depresión, con los efectos que esta tiene en nuestro sistema neuro-inmuno-endócrino.
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En un estudio de DeSylva y Kern se evaluaron a 309 pacientes de mediana edad que estaban programados para someterse a una cirugía de derivación de la arteria coronaria. Junto con el examen físico preoperatorio completo, se le realizó a cada paciente una Evaluación Psicológica para medir optimismo, depresión, neuroticismo y autoestima.
Los investigadores rastrearon a todos los pacientes durante los seis meses posteriores a la cirugía, encontrando que los optimistas tenían solo la mitad de probabilidades que los pesimistas de requerir reingreso. Otros estudios mostraron que los pesimistas tenían más posibilidades de requerir intervenciones de angioplastia u operaciones de bypass.
Estudios realizados en Finlandia y Estados Unidos mostraron que las personas pesimistas tenían más posibilidades de desarrollar hipertensión arterial, incluso teniendo en cuenta otros factores dañinos para la salud como la obesidad, el alcoholismo, el abuso de alcohol, la inactividad física y la historia familiar de hipertensión. Las personas optimistas, por su parte, gozaban de una presión arterial más baja.
Se ha observado que una actitud optimista reduce el riesgo de contraer enfermedades respiratorias. Sobre su efecto protector frente a otras patologías infecciosas aún falta realizar estudios.
Numerosos estudios han asociado el optimismo a un menor riesgo de padecer cáncer, así como una mejor recuperación en pacientes en tratamiento oncológico.
Estudios estadounidenses y holandeses realizados desde la década de 1960, que hicieron un seguimiento de las personas durante varios años, llegaron a la conclusión que la esperanza de vida es menor en las personas pesimistas.
Pero además la calidad de vida y el envejecimiento se ve afectada por el aumento de la hipertensión, los problemas coronarias y las enfermedades infecciosas.
Un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard (Massachusetts, Estados Unidos) asocia el optimismo en las mujeres con un menor riesgo de morir por cáncer, enfermedad cardiaca, accidente cerebrovascular, enfermedades respiratorias o infecciones.
Analizando los datos del seguimiento de la salud de 70.000 mujeres entre 2004 y 2012 se concluyó que las del percentil con el nivel más alto de atributos psicológicos positivos (las más optimistas) mostraban un 52% menos de riesgo de morir de infección, un 39% menos de hacerlo de ICTUS, un 38% menos posibilidades de fallecer de enfermedad cardiaca o respiratoria y un 16% menos de hacerlo de cáncer. Estas conclusiones se consideran extrapolables a los hombres.
Hay quienes señalan que estos estudios no reflejan los efectos positivos del optimismo en la salud, sino que en realidad se trataría de un efecto inverso: las personas que gozan de buena salud tendrían una actitud más positiva.
Sin embargo hemos visto que tanto el optimismo como el pesimismo con conductas aprendidas y que se pueden desarrollar.
“Ser optimista o no predice en gran medida nuestra longevidad y son muchos los estudios que demuestran que la esperanza de vida de los optimistas es superior a la de los pesimistas”.
Luis Rojas-Marcos, psiquiatra, investigador y profesor español
Las personas optimistas tienen además estilos de vida más saludables: una dieta balanceada y nutritiva, realizan ejercicios físicos, tienen menos nivel de estrés, duermen mejor, realizan actividades solidarias y gozan de mejor vida social o familiar.
También se ha observado un menor nivel de adrenalina y cortisol, niveles saludables de lípidos en sangre y más antioxidantes que protegen a las células de daños.
Esto es un factor protector importante para la salud física y mental de las personas.
¿Cómo desarrollar el optimismo?
Hace casi tres décadas la psicología avanzó con los estudios de la psicología positiva y es cada vez más claro que podemos aprender a ser optimistas.
¿Se puede aprender a ser optimista?
Es posible aprender a ser optimista. Martín Seligman nos dice que así como el pesimismo puede ser aprendido, también el optimismo se puede aprender. Es cuestión de entender y manejar la actitud frente a la adversidad.
Martin Seligman, profesor y Presidente de la Asociación Americana de Psicólogos desde hace 25 años. Él dio el impulso para la creación de la psicología positiva que encarga de estudiar las bases del bienestar psicológico y de la felicidad.
¿Cuáles son las dimensiones del optimismo aprendido?
Es fundamental entender que no son las adversidades las que determinan si una persona es optimista o pesimista, sino su actitud mental frente aquellas adversidades a través de las cuales mirar una situación. El optimista siempre es consciente de que ninguna adversidad es duradera.
No importa lo que suceda, las adversidades pasarán. La responsabilidad para ser más optimistas hay que deshacerse del sentimiento de culpa sobre todo lo que le sucede en la vida.
El optimista sabe que no es responsable de todas las cosas negativas que le pasan. Las personas optimistas miran hacia la adversidad como algo aislado y no como algo que los define y toca todos los aspectos de su vida.
Es importante entender que tenemos la capacidad de ver estos aspectos de la adversidad y definir nuestra visión hacia ellos. Existen pequeños cambios que pueden generar una nueva mirada y redefinir nuestra actitud.
En este vídeo podemos entender mejor uno de los conceptos de Seligman.
17 consideraciones importantes en su día a día
Para aprender a ser más optimistas en la vida cotidiana recomendamos los siguientes consejos. No es necesario incorporar todos de un día para el otro, pero si tenerlos en cuenta para llevar una vida lo mas feliz y placentera posible.
Desarrollar una actitud positiva
Desarrollar diariamente una actitud positiva frente a la vida, valorando las cosas buenas que suceden y tomando las malas como una herramienta de aprendizaje.
Valorar los procesos y no sólo el resultado
Aprender a valorar los procesos no solo teniendo en cuenta los resultados obtenidos en términos de su cantidad, sino también el aprendizaje que supuso, el valor del esfuerzo, la perseverancia, y las emociones que movilizó.
Agradecer
Fomentar el agradecimiento a las personas y situaciones que nos ayudaron o supusieron aprendizajes. Como por ejemplo, decirle gracias a aquellas cuidadores y enfermeros que tanto apoyaron a nuestro ser querido.
Desarrollar habilidades sociales
Las personas pesimistas o con baja autoestima tienen pobres habilidades sociales y poca vida social. Tener buenas relaciones interpersonales y una vida familiar y social saludable es un factor protector importante para la salud, así como una fuente de pensamiento positivo.
Realizar actividades
Mantener el interés en las actividades que llevamos a cabo ayudará a que mejoremos nuestro desempeño y nos sintamos más realizados y felices. Ir a yoga, asistir un taller de manualidades, hacer deporte, ayudar en un hogar de ancianos, son actividades que nos mantedran entretenidos y también nos llenaran el alma.
Dejar de compararse con otras personas
Cada cual tiene sus intereses, metas y necesidades, por lo que nuestro bienestar no debe depender de las realizaciones de los demás sino de lo que deseemos para nosotros mismos. No vale la pena entristecerse porque considere que una amiga le dedica mas tiempo al cuidado de sus padres que usted. Cada caso es único y diferente.
Valorar los desafios
Ver cada conflicto como un desafío y no medir el éxito en términos económicos o de logros materiales, sino de aprendizajes, bienestar y autorealización. Encontrar un buen cuidador, una buena residencia o una determinada medicación puede ser muy difícil. Pero al final, todo es aprendizaje.
No ser tan exigente con uno mismo
A veces puede ser saludable tener grandes metas, pero si el esfuerzo nos consume y no vemos resultados en el corto plazo, puede venir la decepción, el escepticismo y el agotamiento físico con las terribles consecuencias para la salud. Mantener un Optimismo Inteligente o Estratégico, con una dosis adecuada de pesimismo en aquellas cosas que sabemos que no podemos lograr, es la mejor herramienta para un trabajo saludable.
Mantener hábitos de vida saludables
Ya sea en la alimentación, el ejercicio físico, la vida social y la higiene del sueño.
Crear mantras positivos
Si bien muchos de nosotros creemos que nuestra felicidad, o la falta de ella, se basa en cosas externas, a menudo somos nosotros los que nos reprimimos. Muchos pasamos nuestros días alimentándonos con mensajes negativos de los que quizás ni siquiera somos conscientes, convenciéndonos de que “no somos lo suficientemente buenos o lo suficientemente inteligentes”. Para comenzar a pensar de manera más positiva, debe cambiar estos mensajes. Trate de estar atento a los pensamientos negativos que aparezcan en su cabeza y reemplácelos con mensajes positivos. Escriba estos mantras positivos y repítalos a diario.
Contrarse en tu exito
La mayoría de nosotros estamos felices de reconocer los éxitos y logros de otras personas; sin embargo, cuando se trata de las nuestras, con frecuencia las minimizamos o las ignoramos por completo. Para comenzar a pensar de manera más positiva en usted mismo, debe recordarse regularmente lo que tiene y puede lograr. Deja de escuchar a tu crítico interior, reflexiona sobre tus logros pasados y comienza a apreciar realmente tu éxito y lo que tienes para ofrecer.
No intentar predecir el futuro
Cuando las cosas no van bien en la vida, los optimistas tienden a ver cada incidente como un evento aislado, mientras que los pesimistas a menudo buscan patrones de mala suerte y piensan que “si sucedió una vez, volverá a suceder”. Sin embargo, es importante no intentar predecir el futuro basándose en lo que ha sucedido antes. Recuerde que un plan o una relación que falla no lo convierte en un fracaso y solo porque algo decepcionante haya sucedido una vez (o más) no significa que volverá a suceder.
Rodearse de positividad
Pasar tiempo con personas negativas que continuamente ven lo malo en cada situación es una forma segura de asegurarse de que usted también continúe sintiéndose negativo. Para ayudarlo a mantenerse optimista, debe rodearse de personas positivas que lo ayuden a apreciar lo bueno en las situaciones y en la vida en general. Esto también se aplica a otras influencias en su vida, como la música, la literatura y las películas: rodéese de influencias positivas y vea el efecto que tienen en su estado de ánimo.
Desafiar los pensamientos negativos
A menudo, nuestros pensamientos negativos se basan en poco más que nuestros propios miedos, dudas y baja autoestima. Para ayudarte a superarlos, debes desafiar constantemente tus pensamientos negativos. La próxima vez que comience a sentirse negativo, escriba cuáles son sus sentimientos y luego escriba sus argumentos a favor y en contra de estos pensamientos. Pregúntese cuál es la evidencia de que estos pensamientos son ciertos. ¿Cuál es la evidencia de que no lo son? Incluso podrías intentar actuar deliberadamente de manera opuesta a cómo te sientes y ver qué sucede. Después de todo, es posible que descubra que sus predicciones negativas no se hacen realidad.
Concentrarse en la solución
Los pesimistas tienden a centrarse en los problemas, mientras que los optimistas buscan soluciones. Si bien es tentador pensar en sus problemas o decepciones, recuerde que esto no cambiará su situación. En lugar de reflexionar sobre lo que podría haber sido, deja de lado los arrepentimientos y los pensamientos negativos, sé proactivo y comienza a planificar hacia dónde puedes ir desde aquí.
No detenerse en el pasado
Lo que se fue, se fue, y lo más importante es cómo lidiar con las consecuencias. No tiene sentido culpar a usted mismo ni a los demás. Tiene el poder de cambiar una situación y seguir adelante. Es muy fácil decir “debería haber hecho las cosas de manera diferente” con el beneficio de la retrospectiva. Sin embargo, si han sucedido cosas malas, mira el mañana exactamente como lo que es, un nuevo día, en el que pueden suceder cosas buenas, si las permites.