Frecuentemente es difícil para los adultos mayores aceptar y lidiar con los problemas de incontinencia. Por ello, muchos tratan de ignorar este tema y continuar con sus vidas. Sin embargo, hay formas de alentar a un ser querido a abordar este problema. Pero requiere de mucha paciencia, comprensión hacia su ser querido y compromiso por defender su dignidad.
Consejo profesional: Eliminar del vocabulario la palabra “pañal”
Hablar sobre incontinencia con los padres ancianos es algo difícil. Lo primero: debemos pensar detenidamente en las palabras que usamos al hablar.
Las personas mayores pueden rebelarse contra la palabra “pañal” como lo haría un adulto de cualquier edad, y por una buena razón: este término se asocia típicamente con bebés o niños menores que aún no han aprendido ir al baño.
¿A qué adulto le agradaría que apliquen esa palabra para él?
Para ir un paso más lejos, piensen en esa mujer de mediana edad que tuvo hijos. Probablemente haya sufrido incontinencia urinaria de esfuerzo de vez en cuando -o sea que haya perdido un poco de orina al toser, estornudar o reír-.
Lo más probable es que haya tenido que usar protectores diarios en algún momento. ¿Cómo se sentiría si su pareja o un amigo se refiriera a esa pequeña protección como un pañal?
En pocas palabras: los pañales son para bebés. Ningún adulto, independientemente de su nivel de discapacidad física o mental, debe ser tratado como un bebé.
El envejecimiento y todo lo que conlleva esa edad roban de por sí gran parte de la independencia y dignidad de nuestros seres queridos. Por lo que la elección de nuestras palabras y el tono de voz que empleamos son sumamente importantes para su autoestima a la hora de comunicarnos con ellos. Pensar en términos respetuosos, apropiados para la edad como un primer paso para lograr que una persona mayor use protección contra la incontinencia. Usar un lenguaje respetuoso los ayudará además a recordar que están cuidando a un adulto que merece ser tratado como tal.
Determinar la causa subyacente de los “accidentes” por IU
Somos conscientes de que el simple hecho de cambiar las palabras que usamos no va a resolver el problema por arte de magia. Cuando la incontinencia se convierte en un problema ocasional, es importante que su ser querido consulte a su médico de cabecera al respecto. Puede ser causada por algo sencillo, como una infección del tracto urinario (ITU) o una vejiga hiperactiva (VH), o un problema subyacente más grave, como problemas de próstata en los hombres o prolapso de órganos pélvicos (POP) en las mujeres (ya hemos enumerado más arriba los distintos tipos de incontinencias existentes).
Luego de realizar las pruebas pertinentes, el médico es quién determinará qué tipo de incontinencia está experimentando su ser querido. En base a eso podrá recomendarle ejercicios del piso pélvico, procedimientos quirúrgicos menores o incluso medicamentos que pueden ayudar a controlar los síntomas de la incontinencia. A veces, una segunda opinión de un urólogo es una buena idea.
Cómo afrontar la negación de la incontinencia en las personas mayores
Ciertamente, la incontinencia es muy difícil de aceptar. Sin embargo, podemos convencer al ser querido de que es mucho más vergonzoso oler a orina que usar la protección adecuada. Podemos prometerles de trabajar con ellos para encontrar una solución cómoda y discreta que les permita mantener su dignidad, ampliar su independencia y mejorar su apariencia.
La incontinencia hace que frecuentemente las personas mayores se retraigan y se vuelvan menos activas para poder evitar situaciones embarazosas, pero no tiene por qué ser así.
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Dónde buscar ayuda frente a casos de incontinencia en el adulto mayor
Al igual que muchos otros problemas con nuestros padres ancianos, la incontinencia puede ser mejor abordada por alguien que no sea un miembro de la familia, como un amigo o un médico de confianza. ¿Por qué? Porque las personas mayores tienden a desacreditar o hacer caso omiso de las observaciones y sugerencias de su propia familia, especialmente cuando provienen de un hijo adulto.
Nuestros padres nos cambiaron los pañales cuando éramos bebés. Por lo que es difícil para ellos darse cuenta y aceptar que los roles se están invirtiendo: recibir consejos e instrucciones sobre “cómo afrontarlo” de alguien a quien uno crió (y que no tiene experiencia de primera mano con el problema) es para ellos algo difícil de manejar y superar. Las personas mayores suelen reaccionar poniéndose a la defensiva, lo cual no ayuda a nadie.
Puede ser menos vergonzoso tener la conversación con un médico objetivo que ” ya las vio todas” o un amigo que está lidiando con los mismos desafíos. Cuando las defensas de las personas mayores están bajas, por lo general están más dispuestos a escuchar.
Por qué las personas mayores se niegan a usar protectores para adultos
Hay muchas otras razones que pueden dificultar (si no imposibilitar) que un adulto mayor se decida a usar ropa interior para la incontinencia.
Cómo afecta la disminución de los sentidos de la vista y el olfato en los casos de IU
Nuestros sentidos se debilitan naturalmente con la edad. Por lo que puede ocurrir que nuestros adultos mayores con problemas de incontinencia no se den cuenta de cuan malolientes y sucios están. Dado que no perciben por completo el impacto que tiene la incontinencia en su presentación personal, es posible que realmente sientan que la protección contra la incontinencia es innecesaria, especialmente si no salen de su casa ni reciben visitas con frecuencia.
Es un tema difícil de abordar, pero informar a un ser querido de que su olor corporal o el olor en su hogar se ha vuelto ofensivo es a veces la llave para abordar el problema de la incontinencia. Algunas personas mayores se sienten realmente avergonzadas cuando se dan cuenta de que otros se han dado cuenta del problema que pensaban habían estado encubriendo con éxito. Solo asegúrense de dar la noticia con suavidad y respeto.
Depresión a causa de incontinencia urinaria
Si su ser querido no siente vergüenza o preocupación por su olor o apariencia, entonces es posible que esté atravesando un problema más grave. La pérdida de interés en el cuidado personal, la socialización y otras actividades pueden desafortunadamente ser síntomas de depresión.
Detectar la depresión en las personas mayores es complicado. Pero el aislamiento social, los achaques de salud, el dolor, ponen a este grupo demográfico en un riesgo significativamente mayor. Como mínimo, la detección de la depresión debería ser parte de la visita anual del adulto mayor a su médico de cabecera. Si uno observara en su ser querido los síntomas de la depresión antes de la fecha prevista, sería importante intentar adelantar la cita con el médico.
El tratamiento de la depresión puede ayudar a su ser querido a sentirse mejor y a volver a dedicarse a su cuidado personal; lo que, a su vez, podrá aumentar su autoestima e incitará a socializar más.
El deterioro cognitivo afecta el tratamiento de la IU
No importa quién trate de razonar con ellos o cómo lo hagan. Si aparece el deterioro cognitivo es posible que una persona mayor ya no sea capaz de tomar decisiones acertadas sobre el uso de productos para la incontinencia, el cambio de ropa u otras tareas importantes de cuidado personal. Recomendamos tomar una cita con el médico para una evaluación completa del adulto mayor cada vez que aparezcan problemas de memoria nuevos o que empeoren o signos de demencia. El diagnóstico precoz es crucial para una planificación y atención adecuadas.
Cuando dejar que las personas con IU resuelvan solas
A veces, ninguno de los consejos anteriores funcionará para los cuidadores familiares con buenas intenciones. Nuestros mayores están a cargo de sus vidas y elecciones diarias. Si bien nuestras sugerencias provienen de un buen lugar, es poco lo que podemos hacer respecto de problemas como este mientras todavía sean competentes para tomar sus propias decisiones. Entonces habrá que hacer todo lo posible para conseguirles ayuda médica, tratarlos como siempre con respeto y dignidad, y dejarlos ir.
Es posible que el tiempo se encargue de las cosas que tanto presionaron para corregir. A veces, cuando dejamos a las personas solas para que resuelvan sus problemas, dejan de resistirse y los abordan de frente.