Estamos asistiendo en las últimas décadas a un hecho sin precedentes en la historia que, sin embargo, no es un hecho uniformemente universal sino que se trata de un fenómeno pronunciado en países desarrollados como el nuestro.
Estamos hablando del envejecimiento de la población consistente en la presencia de un número cada vez mayor de ancianos en nuestras sociedades, tanto en valores absolutos como relativos, respecto a otros grupos de edades y al total de la población.
La presencia de índices de envejecimiento, es decir porcentajes de mayores de 65 años respecto al total de la población, que superan en alguno países de Europa el 15 % es un hecho nuevo que plantea cambios culturales, incógnitas económicas y demandas socioasistenciales ya presentes en nuestra sociedad.
Nos encontramos pues ante la necesidad de acomodarnos a este cambio producto, entre otros factores, de un aumento de la espe-ranza de vida en el siglo XX gracias al progreso médico, económico y social.
¿Qué son la esperanza y la expectativa de vida?
Introducimos ahora dos conceptos que se han usado indistintamente expresando conceptos con matices diferentes.
La expectativa de vida máxima expresaría la máxima posibilidad de alargar su vida para un individuo o animal según la especie a la que pertenece. En el caso de la vida humana la mayoría de los autores aceptan que se sitúa en torno a los 115 años de vida.
La esperanza o expectativa de vida media. Se refiere a la probabilidad estadística de vivir una serie de años para un individuo a partir de una edad determinada como pueda ser desde el nacimiento o los 65 años. Como ejemplos la esperanza de vida media en el momento del nacimiento en España en la actualidad está en 78 años con diferencias para hombres y mujeres.
A los 65 años la esperanza de vida es de 16 años si se es hombre y 20 si se es mujer siendo esta la expectativa de vida para quién ha cumplido esa edad.
Como consecuencia del envejecimiento este se acompaña en ocasiones de procesos incapacitantes que conducen a la dependencia del individuo. Este hecho es más frecuente cuanto más edad tenga el individuo. Se está imponiendo por este motivo un nuevo concepto que atiende a la esperanza de vida activa o independiente previa a la aparición estadística de estas limitaciones. Prolongar esta espe-ranza de vida activa y reducir la fase de dependencia es el gran reto de la Geriatría.
¿Cuáles son las causas de este envejecimiento?
Son varios los factores que actuando conjuntamente nos ha llevado hacia este fenómeno que estamos describiendo:
1.- Disminución de la mortalidad y aumento de la esperanza de vida.
Es una consecuencia de los progresos biomédicos y sociales. La disminución de la mortalidad en la segunda etapa de la vi-da se traduce en un aumento del número absoluto de ancianos. Como ya se ha adelantado, el aumento de la esperanza media de vida al nacer en los países industrializados ha permitido que la mayoría de la población tenga expectativa de alcanzar edades avanzadas. Una persona que nacía a comienzos de siglo en España esperaba vivir una media de 33,8 años para los varones y 35,7 años para las mujeres; quien nace hoy espera vivir 74,3 años en varones y 81,5 años en mujeres.
Aunque no hemos llegado al final de este crecimiento, la esperanza de vida no aumentará de forma tan acelerada en los próximos años, esperándose que en el 2020 haya aumentado dos o tres años.
2.- Disminución de la natalidad.
Es otro factor importante sin el que no se entiende este proceso de envejecimiento. Paralelamente a este aumento de la población anciana al morir a mayor edad, se ha producido una caída de las tasas de fecundidad con un menor nacimiento de niños.
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La tasa de fecundidad o número medio de hijos que espera tener una mujer en edad fértil a lo largo de su vida ha presentado un acusado descenso en nuestro país en las últimas décadas pasando de 2,8 hijos por mujer en 1971 hasta un mínimo 1,13 actual.
Aunque este fenómeno es común en todos los países de nuestro entorno desarrollado, ha sido especialmente acentuado en España donde hemos pasado de tener las tasas de natalidad más altas de Europa en los años 70, junto con Irlanda, a ocupar el furgón de cola. Son muy variados los factores causales de este descenso de la natalidad: factores económicos y laborales; cambios en las estructuras sociales y familiares, factores religiosos, etc.
En los próximos años las proyecciones de futuro esperan un cambio de tendencia con un modesto repunte de estos valores.
3.- Fenómenos migratorios.
Es un fenómeno añadido e influyente en la estructura de las poblaciones. Son conocidos los fenómenos de abandono de los jóvenes de las áreas rurales hacia las ciudades así como la retirada de la población jubilada en áreas costeras y templadas como el litoral mediterráneo.
La llegada de población joven inmigrante de países en desarrollo es otro factor en cuenta aunque aminorado por las políticas restrictivas de control.
El envejecimiento en el mundo
Dentro de un planeta superpoblado, resultado de un intenso crecimiento demográfico que nos ha llevado a duplicar la población mundial en los últimos 50 años hasta llegar a los 6000 millones actuales, es necesario aclarar que el envejecimiento de la población afecta sólo a una pequeña parte circunscrita a los países industrializados.
Amplias áreas del mundo en África y Asia son extremadamente jóvenes en la estructura de su población producto de una alta fecundidad y una menor esperanza de vida. En ellos los mayores de 65 años alcanzan valores del 3-6% del total frente a un 45% de menores de 15 años.
En el otro extremo están los países desarrollados, especialmente Europa, donde fecundidad y esperanza de vida han operado en los últimos años de forma inversa, presentando sociedades en general envejecidas donde los mayores de 65 superan porcentajes del 15%.
Latinoamérica se encuentra entre estos dos extremos, acercándose cada vez más al modelo Europeo de crecimiento. Algunos de estos países están a punto de cruzar el umbral del problema, situación donde desde hace años se encuentra nuestro país.
El envejecimiento en España
En España hemos vivido en este final de siglo a dos fenómenos simultáneos. Por una parte la ralentización del crecimiento de nuestra población muy llamativo en la primera mitad de siglo.
Por otra parte un cambio en la distribución de la misma por grupos de edades de una forma similar a los países de su entorno, dentro del modelo europeo que hemos descrito.
Según fuentes oficiales del INE la disminución de los valores relativos del grupo poblacional de menores de 15 años ha pasado de un 27,3 % en 1960 al 16% en 1996. Respecto a los mayores de 65 años que en 1960 eran 2.500.000 en valores absolutos y 8,2 % en valores relativos; hoy se han transformado en casi 6.200.000 llegando casi al 16%.
Las proyecciones de futuro en nuestro país no indican que este proceso se detenga sino al revés; se acentuarán en los próximos años con las reservas a las que obligan este tipo de predicciones.
Se ha calculado que el índice de envejecimiento de nuestro país pudiera llegar al 20,3% en el 2021 y al 22,3% en el 2026.
¿Qué es el envejecimiento del envejecimiento?
Aún más interesante en Geriatría y en el campo de la asistencia social y médica es el hecho que el subgrupo que más crece proporcionalmente dentro de los mayores de 65 años es el de los ancianos mayores de 80 años. Este aspecto que se ha denominado envejecimiento del envejecimiento supone cifras actuales en España de 1.200.000 ancianos en este grupo llamado por algunos autores cuarta edad.
Su importancia radica en que esta población es la que presenta mayor incidencia de enfermedad, situaciones de incapacidad y dependencia, condicionantes sociales desfavorables y consumo de recursos que precisan políticas de compensación y asistencia. Este aumento de las necesidades de recursos médicos y sociales es uno de los principales efectos del envejecimiento poblacional desde el prisma de la geriatría.
Dr. Luis Carlos Arranz Santamaría
Especialista en Geriatria
Hospital de Getafe. Madrid